viernes, 21 de junio de 2013

El ensayo en Octavio Paz: Poeta con vocación crítica 4


El ensayo en Octavio Paz: Poeta con vocación crítica 4

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

Para: Luz y Emiliano




Muchos fueron los temas abordados por Paz en sus ensayos, estudios críticos a escritores de diversas posturas estéticas y políticas como: Rousseau, Sade, Breton, Marx, Sartre, Baudelaire, etcétera, así como: el tiempo lineal, el fin de la modernidad, la vanguardia, las drogas como crítica de la comunicación, ser ateo en Occidente, etcétera.
En los ensayos de Paz el lector es seducido por el estilo, un lenguaje bellamente construido, que arroba y nos pierde, los datos más que pesar se convierten en verdaderos artilugios del mago del lenguaje, las referencias y citas se mimetizan con el discurso en un ritmo único: “La noche de Sor Juana no es la noche carnal de los amantes. Tampoco es la de los místicos. Noche intelectual, altiva y fija como un ojo inmenso, noche construida a pulso sobre el vacío, geometría rigurosa, obelisco taciturno, todo fija tensión hacia los cielos” (Paz,1983:40), sirva de ejemplo este bellísimo pasaje.
Heriberto Yépez ha comentado: “Para ocultar sus remakes, variantes, robos y préstamos, Paz contaba con un aparato retórico –reconocible y frecuentemente imitado- en el que las ideas eran adunadas poéticamente hasta que lograba apropiárselas vía arrobos y tropos”. En los ensayos de Paz siempre queda un vacío, casi nunca es concluyente. Su discurso es un conocimiento que tiene dudas y no teme expresarlas, por el contrario, hace de la duda una metodología, un recurso. “Hay que dejar caer una gota de duda en lo que se dice, la sombra de la incertidumbre debe acompañar a nuestras afirmaciones” (Paz,2003:34).
Paz entiende al ensayo en su concepción moderna, como algo vital, habla de cosas existentes y ya discutidas; sin embargo, nos lo presenta desde ángulos inesperados, mediante una conciencia crítica, y por ello incómoda, no se casa fácilmente con lo canonizado, busca eliminar la máscara para encontrar el rostro, aún cuando máscara y rostro puedan ser lo mismo. Paz critica desde su subjetividad, su personalidad se apodera del discurso, se olvida de la objetividad, opina, juzga apasionadamente, se repite y se contradice, pugna por la pasión reflexiva, por la libertad informada, la intuición poética, en franca lucha contra cualquier postura pretendidamente científica. Paz ilumina con sus posturas estéticas, políticas, históricas, devela un rostro del problema estudiado, que probablemente ni nos imaginábamos, esto provoca vacío, desasosiego, inquietud, muchos de sus ensayos nos dejan con las mismas sensaciones de cuando leemos un poema, la resonancia de emociones es la misma, en más de una ocasión incluso nos molesta, nos provoca, rompe con nuestro confort, dice lo que no queremos que se diga, nuevamente nos quita las máscaras y nos aterramos al ver nuestro rostro, su discurso es un espejo humeante.