El ensayo en Octavio Paz:
Poeta con vocación crítica 3
Por:
Alejandro Aldana Sellschopp.
Para: Luz y Emiliano
En
1968 Octavio Paz traza sus directrices ideológicas y críticas, se convierte en
uno de los intelectuales más importantes de América Latina. El amplio espectro
de sus inquietudes estéticas nos revelan un espíritu de y para
el conocimiento, su obra constituye un corpus de extrema ambición, desde sus
primeros libros se empeñó en tocar el absoluto, formular un todo orgánico que
trataba de armonizar una pluralidad de discursos: el de la filosofía, religión,
erotismo, arte, política, historia, etcétera; para ello fue necesario que
incursionara magistralmente en una diversidad de géneros: la poesía, ensayo,
cuento, prosa poética, dramaturgia, tan sólo le faltó escribir, como a Borges,
una novela para completar su ciclo creador.
Octavio
Paz supo que un poeta no podía circunscribirse a las limitaciones
espacio-temporales, que debía pensarlo todo, sentirlo todo, más allá de
geografías y lenguas, reventar de
vida en cada acto y en cada poema. Uno de sus primeros poemas, escrito a sus
dieciséis años, dice: “No buscaba nada ni a nadie, buscaba todo y a todos”; en
esa búsqueda el joven Paz lee con febril pasión a: Dumas, Constant, Balzac,
Galdós, Dostoievski, Tolstói, Turguéniev, sigue con entusiasmo a poetas como:
Quevedo, Lope, Calderón, Mariano José de Larra, los románticos, y algunos años
después en la revista Contemporáneos se encuentra con T.S Eliot, Saint-John Perse, James Joyce, y muchísimos
poetas más.
Paz
se convirtió en un mexicano universal, en su obra al igual se ocupa de los
problemas de México como los de América Latina; pero también se interesa por la
historia, política, arte y religión de países Orientales y Occidentales,
partiendo de la idea de que todos los hombres de la historia han luchado contra
situaciones que rebasan su carácter particular o local, pues son parte
consustancial a la condición humana. Por ello al analizar a México o América
Latina lo primero que hace es situarlos en la historia, nos convierte en
contemporáneos del mundo.
Como
apunté en líneas anteriores Octavio Paz tuvo dos actividades fundamentales:
poeta y ensayista. Sus lectores y críticos debaten sobre cuál de las dos
empresas fue donde Paz se muestra con mayor maestría; es interesante observar
cifras proporcionadas por la revista La Tempestad (2008), que en un censo de 2007, nos dice que
Octavio Paz es un escritor que vende muchos libros, de sus cinco títulos más
vendidos cuatro son de ensayo y uno de poesía: El Laberinto de la Soledad ( ha vendido desde su aparición en 1950, a 2007, la
espeluznante cantidad de cien millones de libros), La Llama Doble (Publicado por primera vez en 1993, ha vendido 193
mil ejemplares), Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe (Publicado en 1982, un año después de que a Paz se
le otorgara el Premio Cervantes, ha vendido 200 mil ejemplares), Vislumbres
de la India (Ha vendido 72 mil
ejemplares), y ¿Águila o Sol?
(Libro de poemas en prosa, va por su tercera edición). Es significativo que de
los cinco libros, sólo uno es de poesía. Y es que como afirmó Paz al referirse
a los pocos lectores de Xavier Villaurrutia: “En la época moderna la poesía no
es ni puede ser sino un culto subterráneo, una ceremonia en la catacumba”
(Paz,2003:83).
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