El teatro posdramático ¿una extensión
de la poesía?
Por: Alejandro Aldana Sellschopp.
El
año pasado recibimos una grata noticia, Fernanda del Monte Martínez
ganó el Premio Internacional de Ensayo Teatral convocado por el
IMBA-CITRU-Coordinación Nacional de Teatro Paso de Gato, me atrajo
saber que dicho premio se centraba en el género de ensayo,
honestamente jamás creí que Fernanda se interesara en dicha
expresión literaria, por lo que inmediatamente traté de conseguir
el texto premiado, al paso de los meses logré que Fernanda me
mandará vía mail su ensayo.
Las
sorpresas crecieron cuando fui leyendo el ensayo de 20 cuartillas, en
el formato que la autora amablemente me envió, en primer lugar
debemos decir que estamos frente a un ensayo bien escrito, con las
formas académicas que hoy reinan en los recintos universitarios, sin
embargo trasciende el academisísmo acartonado y poco fresco de los
productos sesudamente redactados por maestros y doctores. El texto de
Fernanda es ante todo una invitación para que los lectores
conozcamos una forma muy singular de concebir el teatro, en nuestros
días tan impregnados de posmodernidad.
Fernanda
nos dice en su metodología: “(...) la característica principal
del teatro posdramático es que el texto pierde centralidad, no es la
base de la puesta en escena, y aún así se trata de una obra
autónoma, no podría nombrarse escritura o literatura posdramática,
ya que para Lehmann, justamente, la estética posdramática trata de
obras no textocéntricas; por lo tanto, si tuviéramos una obra con
unidad literaria, pero que está pensada para este tipo de estéticas
se tendría que hablar más bien de un texto de tono posdramático”.
El teatro posdramático surge a finales del siglo XIX, en un contexto
de crisis estética y social, por un lado decadencia del simbolismo y
algunas vanguardias históricas.
Se
trata de una nueva poética que pensada desde la posmodernidad
cuestiona las grandes “verdades” de la modernidad con respecto a
lo que se consideró como teatro, teniendo como base indestructible
ciertas consideraciones clásicas grecolatinas. La autora nos dice
que el punto de quiebre de esta añeja definición de teatro tiene su
centro en el drama puro, que se basa en: “Una estructura dialogal,
donde cada uno de los parlamentos de los personajes hace avanzar la
acción y tiene una repercusión tanto en la trama como en la
relación con el otro, y que se basa en la comunicación de los
personajes, en la afectación mutua de los personajes”.
Existe
pues una nueva manera de entender la relación entre la palabra,
entendida como texto lingüístico, y la escena. En el teatro
occidental el texto es el rey y señor de la relación texto y
representación. El texto contiene no sólo los elementos propios del
drama, caracteres de los personajes, características del tiempo y el
espacio, el movimiento de los actores, etc, etc, sino además
contempla la verdad que el autor sostiene o perfila, todo ello
formando un discurso estructurado desde la razón. Por muchos años
la palabra fungió como el elemento fundamental en la formación de
discursos artísticos, ya sean estos literatura, teatro, incluso en
las artes plásticas. El teatro posdramático, afirma Fernanda del
Monte, contradice las ideas aristotélicas como los son la idea de
unidad o entero que contiene principio, medio y fin. Estas partes
deben tener la medida precisa y estar basadas en la necesidad, la
media y orden que le proporciona la belleza.
El
texto, que sigue existiendo, es llevado a los límites de la
representación, invocando el fin de la representación por la
presentación. A finales del siglo XIX escritores como Gómez de la
Serna o las obras más surrealistas de Garcia Lorca, hacen caminar al
texto por el lado salvaje de la significación, estos experimentos
estéticos fueron catalogados como irrepresentables, ya que rompían
con los cánones del teatro clásico.
Hoy
en día presenciamos un corrimiento hacia la poesía como sustento de
muchas de las expresiones artísticas, la novela, el cuento, el cine,
la pintura, etc, etc, pasan rigurosamente por los elementos estéticos
de la poesía, y el teatro no es la excepción, en el teatro
posdramático vemos un texto estructurado desde lo poético, las
consideraciones de ritmo y niveles de significación son propias de
la poesía, cosa que me lleva a pensar si el teatro posdramático es
en realidad un extensión de la poesía más que del drama clásico.