lunes, 24 de febrero de 2014

Eraclio Zepeda y la paramilitarización en Chiapas DOS


Eraclio Zepeda y la paramilitarización en Chiapas DOS

por: Alejandro Aldana Sellschopp.
Para: Luz y Emiliano


En el año 1995 Eduardo Robledo Rincón asume el gobierno de Chiapas, después de un proceso electoral turbio, por decir lo menos, sorprendentemente Robledo invita a Zepeda para fungir como Secretario de Gobierno, Eraclio acepta aún cuando las dudas de la legitimidad de Robledo Rincón eran tema de miembros de la Sociedad Civil, organizaciones sociales, periodistas, académicos, artistas, y el mismo EZLN exigía su renuncia como requisito para reiniciar el diálogo con el gobierno. Eraclio Zepeda toma posesión como Secretario de Gobierno, en una acción de buena fe, para tratar de colaborar en la pacificación de Chiapas, así lo he pensado todos estos años. Hasta aquí tampoco veo gran problema, podemos estar o no de acuerdo con la decisión de Zepeda, para algunos especialmente miembros del PRD vieron una franca acción de traición, sin embargo es muy bien conocida la actitud hipócrita y oportunista del PRD, que lincha en los medios a un miembro con una trayectoria impecable, por colaborar con un gobierno no perredísta; pero recibe cual hijo pródigo a cuanto priísta abandona las filas del Revolucionario Institucional.
El problema de las recientes declaraciones de Eraclio Zepeda se presenta cuando sostiene que: “(...) La creación de esos organismos (Los paramilitares) fue completamente ajena al gobierno del estado (...)”, con lo que suponemos la estrategia de insurgencia se planeó y ejecutó desde el gobierno de Ernesto Zedillo, situación que resulta muy poco creíble, ¿cómo operarían los mandos del ejército y las policías sin el apoyo de las autoridades locales?, ¿de qué manera podría un aparato de inteligencia moverse a modo sin la mediación de autoridades claves en la vida política de Chiapas, desde el gobernador, el secretario de gobierno, hasta presidentes municipales?
Hagamos un poco de historia. El 3 de enero de 1998, el periodista Carlos Marín, publicó en la revista Proceso un documento titulado “Plan del Ejército en Chiapas, desde 1994: crear bandas paramilitares, desplazar a la población, destruir las bases de apoyo del EZLN”, situaciones que se fueron cumpliendo en Chiapas con la precisión de un reloj, El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas ya había denunciado en 1995 la presencia de paramilitares, reclamo que sin duda llegó a las oficinas del gobernador del estado. El documento filtrado por Marín contenía un objetivo clave: “romper la relación de apoyo existente entre la población y los transgresores de la ley. Los servicios de Inteligencia Militar debía organizar secretamente a ciertos sectores de la población; entre otros a ganaderos, pequeños propietarios e individuos caracterizados por un alto sentido patriótico, quienes serán empleados en apoyo a nuestras operaciones. A cargo de instructores del Ejército quedaban el asesoramiento y apoyo a las fuerzas de autodefensa u otras organizaciones paramilitares”. Está por demás decir que el documento presenta una interesantísima visión de la realidad chiapaneca, alejada de un verdadero conocimiento de las formas en que los actores políticos se mueven en el estado, así como los juicios categóricos que perfilan extraodinariamente una carencia elemental de un análisis serio y despojado de prejuicios ideológicos. Pero en fin, ese no es tema de este artículo. El documento presenta las actividades a realizarse por zonas: Zona de Expansión, Zona de Defensa y Zona estratégica de Retaguardia. Las últimas dos a partir de la línea Palenque-Ocosingo- Comitán- Frontera Comalapa hacia el oeste, en dirección de Tuxtla Gutiérrez. La Zona de expansión de esta misma línea hacia el este. A partir del 3 de enero de 1998 se hace público este documento en un medio periodístico de gran impacto en la vida nacional, seguramente ese número de la revista Proceso no sólo fue adquirida sino leída y estudiada en el despacho del gobernador.

jueves, 13 de febrero de 2014

Eraclio Zepeda y la paramilitarización en Chiapas UNO



Eraclio Zepeda y la paramilitarización en Chiapas UNO

por: Alejandro Aldana Sellschopp.
Para: Luz y Emiliano

Eraclio Zepeda es el mejor narrador que ha tenido Chiapas, desde muy joven su talento literario se hizo patente, sus cuentos mostraban una poderosa estructura dramática, sus personajes estaban más que vivos y actuantes, su conocimiento del idioma castellano era un portento de musicalidad, ritmo y precisión poética. Laco, como es conocido de manera cariñosa, se convirtió en un escritor con gran presencia en el medio intelectual mexicano. A la par de su maestría narrativa desarrollo una interesante carrera política, militando siempre en el pensamiento de izquierda, fue miembro del Partido Obrero Campesino, perteneció al Comité Central y de la Comisión Política y corresponsal en Moscú del órgano La Voz de México, del Partido Comunista Mexicano, en fin un extenso activismo político como pocos intelectuales mexicanos pueden presumir.
Hace unos días, leyendo el número especial de la revista Proceso número 43, “20 Años después del alzamiento Zapatista”, me encontré con la sorpresa de que Zepeda había concedido una entrevista a José Gil Olmos, titulada: “Mañana van a desaparecer “. El escritor cuenta cómo en los primeros días de la irrupción Zapatista, el entonces candidato a la presidencia nacional, Luis Donaldo Colosio, lo llamó para que encabezara una Comisión para la Paz, Zepeda aceptó la encomienda de buena fe, interesado en que los enfrentamientos cesaran y no se siguiera derramando más sangre. Hasta ahí, podemos creer o no en las palabra de Zepeda, estar o no de acuerdo con su postura.
El asesinato de Colosio el 23 de marzo, pone fin a las labores de Zepeda en la pacificación del conflicto armado. Al presentarse tiempos electorales, Eraclio busca la senaduría por Chiapas por el PRD, en ese tenor acompaña a Cuauhtémoc Cárdenas, candidato a la presidencia de la república, a una reunión con el subcomandante Marcos en La Realidad. En una charla en corto con Cárdenas, Eraclio le dice: “Mira, este es un ejército para la televisión, es un ejército para mostrarse, no para pelear”. En otro momento de la entrevista Eraclio hace una aguda observación, propia de un narrador de sus tamaños: “(Marcos) Traía su gorra, la capucha y las cananas que curiosamente no tenían que ver con sus armas, era más bien una presencia escenográfica”, hay que decir que Zepeda es un gran conocedor de armas, él mismo fue combatiente en Cuba. Hasta aquí nada que pueda extrañarnos, si bien podemos estar o no de acuerdo con las opiniones del escritor.