jueves, 25 de noviembre de 2010

ENtrevista a José Antonio Reyes Matamoros TRES

Entrevista a José Antonio Reyes Matamoros TRES: El poeta ante su sombra.

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

Alejandro Aldana Sellschopp—A ese respecto quizás, bueno yo considero que José Revueltas tenía mucho más visión que Lucacks. Por ejemplo Lucacks en su tratado sobre la novela hace todo un capítulo condenando a Kafka de la manera más terrible, y José Revueltas se hace un defensor de Kafka. No sé si tuvo mucho más visión de lo que estaba diciendo Kafka, sólo por señalar algunos que son de la misma tendencia, incluso ideológica como Ernesto Sábato, quien también se convierte en uno de los defensores acérrimos de Kafka. Qué tanto la ideología a veces debe ser un estorbo, no a las ideas, no al marco teórico que afortunadamente creo yo, a José Revueltas nunca le pesó el carácter ideológico, al contrario. Le abrió incluso más posibilidades de creación como de apreciación de la realidad y todo lo demás. Pero por ejemplo Lucacks que es un gran estudioso de la novela, de la estética, de la historia, que después fue también perseguido por el sistema ruso de la Unión Soviética, condena por ejemplo a Kafka.

José Antonio Reyes Matamoros—Mira, yo creo que son momentos y situaciones bien particulares. Si nosotros no aceptamos a priori el suceso y por lo tanto no lo condenamos, entonces nos vemos obligados a analizar el comportamiento del suceso. En el caso de Kafka no solamente fue denostado por Lucacks, fue denostado por mucha gente, “qué escribe este tipo, para qué escribe, qué cosas tan ridículas”. Yo creo que en la historia de lo que ha significado Kafka en el mundo de la literatura moderna hay todavía muchas cosas por estudiar, muchísimas cosas por estudiar. Yo creo que Kafka sigue sin ser entendido. Y no porque sea un escritor marginal, ni por toda la serie de despatarradas que dijo en sus novelas, yo creo que Kafka nos replanteó la existencia del ser humano. En esa existencia del ser humano vienen los marcos ideológicos. Yo no creo que pueda existir un escritor sin ideología. Aquél que diga eso o es un hipócrita o es un endeble o sencillamente lo que escribe es algo extraño. Porqué, en primer lugar todo escritor se basa en una serie de ideas, como tú dijiste, con su marco teórico, etc., y que esto pueda derivar en una postura ideologizante es muy distinto. Absolutamente muy distinto. No creo yo que haya un solo escritor sin ideología. No lo creo, no puede ser. Escritores, ni siquiera estoy hablando y no me atrevo a hacer la diferencia entre los escritores de renombre y … no, escritores. Aquél que quiera crear sin que tenga una visión del mundo, pues yo creo que es muy difícil, es muy complicado, es hasta absurdo. Kafka tenía una serie de compromisos con su propia realidad, pero él tuvo la enorme visión, estamos hablando de los genios, él tuvo la enorme visión que después de la guerra y de los preparativos de la preguerra, y de los preparativos de todo lo que fue el nazismo en Alemania él dijo: “La humanidad acaba de terminar, y todo lo que empiece a vivir la humanidad es absurdo”. Sobre la base de ese absurdo él armó sus principios ideológicos y sus principios histórico-estéticos y plantea al ser humano siempre ante una aberración que el propio ser humano ha creado. Eso es una, es un salto en la estética de la humanidad que hasta ese momento sólo se había dedicado un poquito a retratar situaciones. Por qué, porque antes de él tenemos todo el periodo francés con esa enorme creatividad, con doscientos años continuados de trabajo creativo, y tenemos al mismo lado la enorme creatividad de los rusos, y venimos con el pensamiento alemán empujando todos los sectores de la literatura, todos los sectores de la literatura, no géneros, sectores. El pensamiento filosófico, el pensamiento arquitectónico, el pensamiento musical, el pensamiento dramático, el pensamiento operístico. Y este contexto en el que Lucacks critica a Kafka yo creo que es una incomprensión de los sucesos estéticos, en ese momento. Por otro lado en el caso de América, tan lejana de los sucesos europeos, de México, tan lejano de los sucesos europeos como corriente, yo creo que la virtud de Revueltas no solamente fue la defensa de Kafka, fue la defensa, por ejemplo de toda la tendencia existencialista en Francia. Fue la defensa de todo el estructuralismo francés, aunque él no lo fuera, el pensamiento revueltiano era de una capacidad enorme porque Revueltas tenía la posibilidad de ver los distintos planos de la creatividad humana. Además estaba informado de lo que ocurría en Rusia, en la Rusia soviética. Estaba informado de lo que ocurría en algunas tendencias del pensamiento francés, y en ese sentido creo que Revueltas tuvo la enorme visión de defender el arte. Pero no solamente de defender el arte sin su sustento humano, porque esa también es una estupidez, el arte lo crea el ser humano, y el ser humano tiene ideologías, tiene problemas, tiene achaques, tiene una serie de limitantes. Y Revueltas entendió los distintos momentos por los que transcurre un arte ya sea efímero o ya sea de vida prolongada. Esa es la gran capacidad de Revueltas. Revueltas sabía mirar hacia delante, hacia lo que cuestionaba el arte y a lo que podría ser una de sus deficiencias o uno de sus agregados. Yo creo que ahí lo que le hizo falta en ese tiempo a Revueltas, un tiempo menos a la marihuana, menos al alcohol y más a sus reflexiones, porque dejó escrito lo que él consideraba. Entonces yo creo que las cuestiones ideológicas, ahí sí quiero hacer una precisión, Revueltas sí se vio impelido por cuestiones ideológicas, a enfrentar con toda la capacidad que tenía, a enfrentar al Partido Comunista. A mí no me espanta eso, porque Revueltas era un gran polemizador, y Revueltas sabía defenderse pero también sabía cuando estaba solo. Y en algunos momentos, te he comentado, tuve la fortuna de conocer mucha gente muy cercana a Revueltas, a su hija Andrea, tuve la fortuna de tener un ligamen generacional cuando escribió por ejemplo, Los muros de agua, cuando escribió Los errores, cuando le exigieron que retirara de circulación Un proletariado sin cabeza. En ese momento y para mi sorpresa años después encuentro que Revueltas sí doblo las manos por cuestiones ideológicas, ¿qué tanto puede esto o no pesar en la historia del arte mexicano, en la literatura? Pesa, sí pesa porque curiosamente, después de todos los sucesos que hemos vivido, Revueltas es un escritor muy actuante, incluso está pasando algo, casi como lo que ocurre con todos los autores, pero Revueltas se va a redescubrir, de eso estoy absolutamente seguro.

Continuará…

miércoles, 27 de octubre de 2010

Entrevista a José Antonio Reyes Matamoros DOs

Cultura para todos

Entrevista a José Antonio Reyes Matamoros DOS: El poeta ante su sombra.

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

Alejandro Aldana Sellschopp—Cuando hablamos de los rusos, hablamos de los escritores rusos, a ver si estamos bien, antes de la Unión Soviética, estamos hablando de los grandes maestros de la narrativa, quizá es la época gloriosa, bueno yo le quitaría el quizá, es la época gloriosa de la literatura rusa, y quizá ya en la Unión Soviética decae mucho, muchas cosas de la cuestión de la creación, sobretodo de la narrativa en Rusia. No sé, Revueltas está yo creo que más cercano a estos grandes maestros de la literatura rusa, que incluso a los propios escritores ya de la Unión Soviética.

José Antonio Reyes Matamoros—Sí claro, Revueltas tenía una formación muy exigente. Me refiero por supuesto a esos escritores, a esos artistas, que marcaron, que abrieron las puertas de Rusia, de la Rusia Zarista, de la Rusia pro-Zarista, de la Rusia revolucionaria incluso, porque Mayakovsky es un gran poeta antes y después de la Revolución, por ejemplo. Y hay otros narradores que vienen de esa escuela, independientemente de su paso por la Revolución. Eso es algo mucho muy importante, el boom, el abrir las puertas de lo que significó el movimiento pre-revolucionario y el movimiento posrevolucionario que ha causado, que causó muchísimos problemas, pero en esa bisagra temporal yo creo que hay otros excelentes, pero excelentísimos narradores, poetas, que por ejemplo, nos indican también su herencia estética. Gorky no es un narrador menor respecto de Tolstoi, por ejemplo. Y él a mi juicio tiene una consideración muy importante, él atraviesa las dos etapas, entonces yo creo que hay una…

—Una como héroe y una como perseguido político, fue perseguido por..

—Sí, fueron muchas estupideces.

—Expulsado..

—Lo expulsaron

—Siendo un escritor tan importante.

—Tan esencial.

—Tan cercano a Revueltas. Incluso su vida…

—Ideológicamente, estéticamente, así es. Sin embargo la diferencia es que a él le toca el triunfo de una revolución, mientras que a Revueltas le toca el fracaso de una revolución y el fracaso de un partido, son cosas que hay que valorar históricamente e incluso estéticamente. Yo creo que tanto Mayakovsky, que es el primer presidente de la Sociedad de Escritores Revolucionarios, como Gorky, como otros escritores que no tuvieron la palestra pero que siguen siendo muy importantes del movimiento posrevolucionario, son de una estela muy importante que quedó, como queda todo el arte, como herencia para todos los artistas.

—Esto, bueno, Revueltas es, podemos hablar mucho de él pero me lleva un poco a lo que son cuestiones ya de carácter estético. No sé si esté de acuerdo, es decir, todos los escritores antes de la Revolución, se convierten en escritores fundamentales para la Revolución. Lenin decía que a través de su lectura de Tolstoi y de Dostoievsky, casi casi tiene una formación política. Y si leemos a Tolstoi o Dostoievsky difícilmente en alguna página diría “hagamos la revolución” o “pongamos bombas”. Cuentan historias. ¿Sería mas o menos su idea de estética? El propio Revueltas en toda su producción literaria…

—No, no es esa mi idea de estética. ¿La mía?

—Sí

—No, no es esa mi idea de estética. La estética ya es un proceso más racional, más profundo y que requiere de una preparación mucho más cuidadosa. Llegar a un planteamiento estético no significa, no solamente un llamado explícito o implícito en algún poema o una ópera, o una novela o un libro de cuentos. Porque hay quien puede decir también “pongamos una bomba” y está haciendo un planteamiento estético. No. El planteamiento estético, se llega a él en primer lugar, después de una reflexión muy profunda del objeto de estudio específico. No podemos llegar a un planteamiento estético por innovación o por ocurrencia. El planteamiento estético de Tolstoi de Dostoievsky, del propio Revueltas, de Gorky, es un proceso de reflexión de la cultura de sus países. De Tolstoi por ejemplo, que está profundamente imbuido de la cultura francesa, él emprende sus quehaceres estéticos, por ejemplo, a raíz de la invasión napoleónica a Rusia. Tolstoi hablaba francés, era un excelente lector de francés, él estaba muy al tanto, era un tipo de una enorme capacidad intelectual y espiritual, y eso le permite a él la reflexión de lo que no se estaba escribiendo en Rusia. Él no llega a un planteamiento de carácter estético sobre la base de un panfleto. Él en el momento de ese realismo ruso, con Ana Karenina o con La guerra y la paz, o con sus apuntes, él simple y sencillamente expone una serie de situaciones que exaspera a cualquier ser humano que las lea. La situación de los soldados en el frente de batalla, la situación del hombre frente a todo el conjunto de la humanidad, la situación de una serie de relaciones semi feudales y patriarcales, y ahí ya está retratando una realidad cualquiera que sea. El planteamiento estético para mí no es eso. El planteamiento estético es esa reflexión de la historia del arte de cada país o de cada corriente o de cada sector de la humanidad, sea cual sea el objeto que tiene el artista frente a sí y lo que quiera. El caso más evidente pues lo es, y lo sigo poniendo de ejemplo, lo pondré como ejemplo, es el de Kafka. Kafka llega a una reflexión estética después de una serie de puntos por analizar, por discutir, para ligar y para desarrollar esa cosa tan complejamente hermosa que es la lógica del absurdo. Él, por ejemplo, revoluciona la literatura a través de los tratamientos que él emprende del hombre frente a su existencia absurda. Ése es el planteamiento kafkiano. Qué lástima que no se hayan conocido Tolstoi y Kafka, ¿verdad? hubieran hecho una bomba, ahí sí. Entonces en síntesis para mí, llegar a una idea estética es una reflexión de muchísimo tiempo. Tolstoi, hay que recordar, empezó a escribir grande, hay que recordar que Tolstoi tiene una serie de lecturas muy rigurosas, pero sobretodo con la gran capacidad que tenía de aprehender los distintos momentos por los que estaba atravesando la humanidad en ese momento.

Continuará…

viernes, 22 de octubre de 2010

Entrevista a José Antonio Reyes Matamoros

Cultura para todos

Entrevista a José Antonio Reyes Matamoros UNO: El poeta ante su sombra.

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

La siguiente entrevista la realicé el 29 de enero de 2010, en el Café Museo, en San Cristóbal de Las Casas, con motivo de preparar mi libro de entrevistas a escritores chiapanecos, José Antonio se negaba a concederme la entrevista, pues consideraba que no era un escritor chiapaneco; sin embargo, finalmente logre convencerlo, y la charla, como todas las que uno tenía con él, se extendió hasta las quince cuartillas, por razones de espacio en el libro publicado sólo logramos dar a conocer seis cuartillas, la mitad de la conversación, ahora publicaré la platica completa en varias entregas.

Alejandro Aldana Sellschopp.—¿Cómo fue su acercamiento a la literatura y cuándo decide acercarse a la creación?

José Antonio Reyes Matamoros— Con esas pinches preguntas nunca vamos a terminar compañero. Yo creo que de hecho es parte de un proceso extraño, complicado, muy personal, yo creo que nos surge a todos. Yo me acerqué a la literatura de una manera, digamos que un poco natural, motivado por querer leer un libro, nada más. Es decir, siempre me han atraído los libros, siempre para mí fueron como que, un elemento extraño, un elemento agradable que yo quería saber qué encerraba, y curiosamente me acerqué a la literatura por la historia, posteriormente me acerqué a la literatura por las ciencias exactas, ya estoy hablando de cuando estudié matemáticas, donde el ligamen entre literatura y ciencias en ese momento, para esa generación de estudiantes era algo muy natural, y era algo que se consideraba incluso como indispensable. Sin embargo mis lecturas de literatura ahí ya un poco más racionales, no ordenadas, racionales por la necesidad de leer, empezaron curiosamente por cuestiones filosóficas. Es decir para llegar a la literatura no cursé varios recovecos, en términos de tener claridad de que yo quería acercarme a la literatura, fíjate que no, yo tengo muy claro ese objeto tan entrañable para mí, tan bonito para mí, tan necesario para mí, que eran los libros. Primero eran los libros, qué tienen los chingados libros, qué esconde, qué guardan, qué me quieren decir. Cuando estuve en los viejos años y en los viejos tiempos, en la secundaria, había un libro de texto que era riguroso para todos, que se llamaba el Galano arte de leer. Ese libro me atrajo mucho más porque en su portada había la fotografía de una biblioteca, para mi sorpresa, cuando tengo acceso a ese libro descubro algo mucho muy importante, descubro algunos textos de Neruda que acompañaban esa antología, de César Vallejo, si mal no me acuerdo también de Octavio Paz y de Huidobro, no lo tengo muy presente. Y ahí hubo algo para mí, mucho muy importante, sumamente importante, yo entonces era un niño que estaba aprendiendo a usar los libros, tendría 12 años, y dije “yo puedo hacer eso, y yo lo puedo hacer mejor”. Y me maravilló el lenguaje que usaban esos compañeros y tuve la gran fortuna de que un año después tuve una maestra de español y de literatura que me dio una serie de orientaciones para la lectura. Era un momento, para mí un poco difícil, o más bien muy difícil, muy complicado y ese tipo de lecturas las retomé hasta el bachillerato. Pero desde entonces ese acercamiento lo puedo señalar como accidentado, como incidental y accidental, sin embargo fue un momento muy bonito, muy interesante porque a partir de ahí empezaron mis lecturas tanto de historia como de literatura. Y ya en los procesos más adelante, pocos años después, empezaron lecturas más rigurosas, curiosa y contradictoriamente empezando por otro compañero, por los difíciles. Yo entré a la novela por Hegel, por ejemplo, y a mí se me hacía algo espeluznantemente bello, las lecturas de Hegel, ya cuando era adolescente y tuve ahí una fortuna y al mismo tiempo una desgracia porque, yo empecé leyendo los rusos, empecé leyendo a Tolstoi, empecé leyendo a Dostoievsky y después, o no sé si sea parte de la misma pregunta pero, después ya tuve muchos problemas con los autores mexicanos, porque, vamos, fue algo muy desigual. Recuerdo a Benedetti en ese sentido, y que en su experiencia como lector decía Benedetti, no tanto leía lo que caía en mis manos, sino leía las cosas raras que me decían que eran difíciles. Y fue un comienzo muy desigual, muy accidentado, pero fueron esos altos, esos momentos, que me permitieron conocer la literatura desde muchos puntos de vista. No sé si esto responda. ¿Cuándo decidí? No sé si es la otra parte de la pregunta.

—Entonces fue como lector y ahora como creador, en qué momento se da el salto de decir “puedo escribir esto y mejor”, pero cuándo se hace conciente de decir “ya estoy escribiendo”, ya sea un cuento, una novela.

—Bueno, eso fue mucho después. Yo te comenté el pensamiento de un niño-adolescente, en el caso de las cosas que yo sentía, las cosas que yo imaginaba que empezaba a escribirlas, a dejarlas en carpetas, a regalarlas. Hasta que decidí empezar a compilar todo ese tipo de cuestiones, poemas, sobretodo poemas. Cuándo fue, realmente no lo sé, pero no fue de jovencito, no fue de niño, ya era adolescente, tendría unos diecisiete, dieciocho años, que me interesaba mucho dejar por escrito, sobretodo, lo que sentía, en ese momento no partía de ninguna consideración estética, ni métrica, simple y sencillamente dejar algo plasmado sobretodo para mis novias y mis amigos. A mis amigos les gustaban mis porquerías y eso me agradaba, porque además les enseñaba matemáticas y les hacía sufrir con mis poemas.

—Bueno, en ese proceso hubo algún formador, alguien que haya sido el Virgilio.

—Mi guía. No, realmente no lo hubo.

—Fue un proceso en solitario.

—Fue un proceso en solitario. Fíjate fue un proceso en solitario, no tuve ningún preceptor, salvo el ideal, el preceptor ideal que fue mi identificación con los autores.

—De esa gama de autores quién podría, ya ahorita con la perspectiva, en ese momento podría señalar como el modelo.

—No creo que sea un modelo. Entiendo la pregunta pero creo que lo más interesante para mí fue el descubrimiento de lo mexicano a través de José Revueltas. Primero José Revueltas en su narrativa, en una manera de ver el mundo que a mí me impactó desde la primera lectura que hice de él. A mí me sorprendió José Revueltas porque curiosamente me acercaba a los rusos. En este juego de Virgilios ideales, por supuesto pues está Tolstoi; Tolstoi para mí fue un descubrimiento, un autodescubrimiento incluso porque yo llegué a La guerra y la paz y llegué a Ana Karenina de motuo propio, y esas formas narrativas, esa exactitud, ese estar adentro de lo que él estaba planteando en sus novelas, para mí fue algo sumamente importante, me gustó, me sorprendió, y curiosamente eso lo vine a encontrar con José Revueltas.

Continuará…

lunes, 11 de octubre de 2010

Voces del inframundo. Fallece maestro José Antonio Reyes Matamoros.

Voces del inframundo
Samuel Máynez Champion

Revista Proceso


El 9 de febrero de 2009 apareció en mi correo electrónico un mensaje que, de manera perentoria, atrapó mi interés: se me solicitaba una entrevista para hablar de un proyecto operístico surgido en la Escuela de Escritores de San Cristóbal Las Casas. Aunque escueta, la misiva daba pie para un sinfín de elucubraciones en las que, invariablemente, el Bel Canto se erguía en locaciones impensables pero, asimismo, maravillosas. Imposible suponer que atrás de los gestos mecánicos que originarían las comunicaciones virtuales de ida y vuelta se guarecía una amistad entrañable y menos aún, que el lapso temporal para que ésta se fraguara sería tan breve.

Días después apareció en mi domicilio un hombre bien plantado que miraba de frente y sonreía con el rostro íntegro. Se trataba del maestro José Antonio Reyes Matamoros quien había fundado y dirigía la escuela para escritores de la ciudad chiapaneca. Su grata presencia y la convicción de sus palabras disolvió con pasmosa inmediatez el azoro propio de los desconocidos que están destinados a de dejar de serlo. A simple vista, el maestro carecía de recovecos y se manifestaba con la franqueza de los individuos que han vibrado en todas las tonalidades con que la vida los ha envuelto; desde las privaciones y la cercanía con la muerte, hasta la convivencia diaria con las flores del intelecto y los perfumes del espíritu.

Tardó más de lo previsto el ingreso en la conversación del porqué del encuentro. José Antonio quería saber más de mí y, por alguna razón que me rehuía, lo ruborizaba traer a colación un proyecto que, a pesar de apasionarlo, le merecía juicios despiadados. Decía que tenía la idea pero que el estado de la misma era embrionario y que no sabía cómo cristalizarla en el terreno melódico. Quería hacer una ópera que se destinara para el ciudadano de a pie o, macehual, según su propio decir, mas no era versado en música. Inopinadamente, destrabó sus reticencias mostrándome un libreto titulado Nezahualcóyotl, Ópera-blues en 4 actos. Me lo entregó como si yo fuera un ginecobstetra que habría de ayudar a parirlo con ventura…

En ese punto de la plática la confianza fluía a torrentes y no dude en decirle que, con independencia de sus méritos literarios, la idea arrostraría obstáculos; sobretodo, aquellos interpuestos por los sujetos que detentan los puestos de poder en las Bellas Artes, para quienes lo relacionado con la causa indígenísta seguía siendo un tema álgido que era conveniente mantener en prudente folclorismo. Con apego a los hechos, le recordé que ya se habían compuesto obras basadas en mandatarios indígenas de feliz memoria y que no habían logrado evadir el menosprecio. Aniceto Ortega montó su Guatimotzin en 1871 alcanzando sólo un par de representaciones. Caso análogo al del poema sinfónico Cuahtémoc concebido en 1929 por José Rolón que aguarda que se le rescate. Peor aún lo sucedido con la ópera Nezahualcóyotl de Roberto Téllez Oropeza escrita en 1949 que ni siquiera se ha estrenado.

Como broma a medias mencioné que una opción infalible para su éxito sería injertar la figura de un amo de las drogas como narrador. ¿Por qué no recurría a un capo del narco que se identificara con las atrocidades sufridas por el Señor de Texcoco para dar vida desde el presente a un drama mancomunado? ¿No había presenciado Nezahuacóyotl como asesinaban a su padre y no había debido sofocar la insurrección de su propio hijo matándolo en aras de la estabilidad del imperio?... José Antonio respondió que más allá de coincidencias el país necesitaba aferrarse a personajes míticos que encarnaran al ideal de gobernante, es decir, al guerrero sabio que hace acopio del arte para dignificar la existencia de su pueblo, o al regidor sensible que encara los misterios de su corazón valiéndose de la veracidad de la palabra. Ante la puntualidad de su argumentación aduje que si se apoyaba en el potencial de las palabras para despertar la conciencia, entonces debía evitar el español. ¿Por qué no ampliaba el espectro de la dominación lingüística traduciéndola al inglés? ¿No había pensado desde un inicio en hacer una ópera blues?

Mi nuevo amigo aceptó que la última propuesta podría tener futuro y se despidió dejándome la tarea de hacer una lectura rigurosa de su libreto. A su vez, él recapacitaría en mis observaciones para afinar la parte literaria del trabajo. Lejos estaba yo de caer en la cuenta que acababa de estrechar la mano de un mexicano excepcional. Su modestia le había impedido contarme de las luchas acérrimas que había librado, de su incorruptibilidad, de sus logros como maestro y de sus profundos desengaños. Junto a las disquisiciones musicales, la acelerada descomposición que corroía la faz de la patria había acaparado la charla. Sabría más adelante que la trayectoria de mi amigo era ejemplar. Había participado en la guerrilla y ante su infructuosidad había abrazado el rol de educador. Se había sumado a las campañas alfabetizadoras en comunidades marginadas y había empeñado su aliento para preservar la palabra indígena. A sus esfuerzos se debía la publicación de libros en tzotzil, chol y tseltzal emanados de los talleres literarios que impartía en su escuela, así como la traducción en lenguas mayas de los Acuerdos de San Andrés. Sin duda, José Antonio era un mentor exigente que se aplazaba a si mismo en pos de los demás.

Concluida la lectura del libreto me comuniqué con él para decirle con la garganta hecha nudo que estaba convencido de su eficacia; la fuerza de sus parlamentos era contundente y, en mi entender, era obra de un poeta consumado. Acordamos volver a reunirnos para que me mostrara las enmiendas que le había hecho y para buscar, entre ambos, a un músico de blues que estuviera a la altura. Ese día no llegaría jamás.

El 25 de septiembre de 2010 se me convoca a su sepelio. Con apenas 50 años de edad, José Antonio sufre una embolia pulmonar que arrasa con su tiempo entre los vivos. Frente a su ataúd resuenan palabras henchidas de agradecimiento. Concluye así, una vida terrena volcada hacia la solidaridad con el prójimo, abriéndose paso una estela fecunda que se conforma, entre otras virtudes, por un importante corpus literario que espera ver la luz. Uno a uno, sus alumnos (1) y sus seres queridos tejen una elegía fúnebre que pervivirá en la memoria de los que, como él, quisieran vivir en un país menos injusto. En el umbral de la funeraria su madre recibe las cenizas calientes mientras surgen desde el míctlan las voces del Rey poeta que ha sido invocado para clamar por la inacabable tragedia de su gente.

[1] Se recomienda la audición de los poemas de Juan Álvarez, alumno estrella del maestro Reyes Matamoros. Para escucharlos pulse la ventana de audio correspondiente.

Se trata de extractos poéticos del libro Así canta la muerte de Álvarez, quien recita en tzeltzal y español. Con esta obra el joven poeta chiapaneco acaba de recibir el premio continental en lenguas indígenas.


jueves, 7 de octubre de 2010

Nobel para Mario Vargas Llosa

El Nobel, reconocimiento a la literatura de AL: Vargas Llosa
"Espero que me lo hayan dado por mi obra literaria, más que por mis ideas políticas", dijo el escritor.
AFP, Reuters y La Jornada en línea Publicado: 07/10/2010 09:40
Nueva York. El escritor peruano Mario Vargas Llosa, distinguido este jueves con el premio Nobel de Literatura, dijo que aún no se lo creía y que esperaba sobrevivir a todo lo que rodea a la concesión del galardón literario de más resonancia.
"Espero sobrevivir al Nobel", dijo en una conferencia de prensa en el Instituto Cervantes de Nueva York, en su primer encuentro abierto con los medios desde que se conoció la concesión del premio.
"Estoy sorprendido, todavía no acabo de creérmelo", agregó, reiterando que "el premio de alguna manera también reconoce la importancia de la literatura latinoamericana".
Vargas Llosa, de 74 años, autor de La fiesta del chivo y La ciudad y los perros, expresó su confianza en que sus ideas políticas, que le han granjeado la antipatía de sectores de izquierda latinoamericanos, no hayan tenido ninguna influencia en la concesión del premio.
"Espero que me lo hayan dado por mi obra literaria, más que por mis ideas políticas", explicó el escritor, que se declara liberal y que fue candidato a la presidencia de Perú en 1990, en una campaña en la que acabó imponiéndose Alberto Fujimori.
Antes, en declaraciones desde Estados Unidos a la radioemisora peruana RPP, el autor expresó sorpresa por haber obtenido el Nobel y hasta pensó que le jugaban una broma cuando supo la noticia.
El afamado novelista relató que preparaba a las 5:30 de la mañana una de las clases que imparte en la Universidad de Princeton en Estados Unidos cuando lo llamaron desde Estocolmo para notificarle que, después de años de gran expectativa, ganó el Nobel y que en "14 minutos" lo sabría el mundo entero.
"Yo hace muchos años que pensaba que no estaba entre los candidatos. La verdad que ha sido una sorpresa mayúscula (...) pensaba que era una broma", dijo.
"Tengo ganas de irme a caminar porque estoy medio aturdido", afirmó entre risas. Y en Nueva York aseguró que no ha tenido tiempo de pensar en lo que significa este premio porque se la ha pasado respondiendo preguntas.
"Me voy a mirar al espejo y me voy a ruborizar", agregó cuando le leyeron desde Lima cómo el comité describió su obra.
El escritor peruano nacionalizado español destacó en declaraciones a la emisora de radio colombiana RCN que "es un reconocimiento a la literatura latinoamericana y a la literatura en lengua española y eso sí debe alegrarnos a todos".
"Gran parte de este premio se lo debo a España", dijo Vargas Llosa en otra entrevista a la televisión pública española por teléfono desde Nueva York.
"En España es donde yo me hice un escritor conocido, así que quisiera en esta circunstancia agradecerle mucho a España todo lo que le debo como escritor", declaró por teléfono a la cadena TVE1.
"España es donde mi obra fue publicada, fue reconocida, fue promovida", agregó.
"Hay algunos españoles que han sido personas decisivas en la divulgación que han tenido mis libros, como Carlos Barral, que fue mi primer editor, el hombre que promovió tanto mi primera novela", recordó el flamante Premio Nobel.
Además citó a la agente literaria Carmen Balcells.
"Estoy seguro que debe estar tan contenta como yo con este premio, ella también a lo largo de muchos años ha promovido, ha hecho lo imposible para que mi obra se conozca", declaró agradecido el novelista peruano.

jueves, 30 de septiembre de 2010

jueves, 23 de septiembre de 2010

La corte de los ilusos



Ante tanta fiesta bicentenaria nos hemos convertido en La corte de los ilusos

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

En estos días en los que el patrioterismo es el pan nuestro de cada día, es interesante regresar a ciertas obras que retoman de alguna manera algunos pasajes históricos importantes, hoy que se presenta en las pantallas de cine a un Hidalgo bonachón, y la sacrosanta televisa se empeña en vendernos una historia rica en caras bonitas y galanes marchitos por sus ínfimas posibilidades actorales, hoy que vivimos en una verdadera narcocracia, y el señor Felipe Calderón se rasga las vestiduras para convencernos que la guerra contra el narco es una guerra de todo el pueblo mexicano, precisamente en estos tiempos bicentenarios considero que es necesario regresar a ciertas novelas que recrean la historia de nuestro país.

Hace unas semanas me decidí a leer La corte de los ilusos de Rosa Beltrán, su lenguaje ágil y buena manufactura narrativa nos obliga a leerla de una sentada, como gustaba a E.A. Poe. SI se trata de una buena o mala novela eso lo dejo en manos del lector.

La corte de los ilusos se aparta de la consideraciones respecto a lo que debía ser una novela histórica en el siglo XIX, su forma de abordar la trama poco tiene del romanticismo de la época, nada o casi nada encontramos de la influencia de Walter Scott o las referencias de las crónicas coloniales; por el contrario, la novela se mueve por un discurso moderno, muy característico de la novela histórica de mediados del siglo XX.

Un elemento fundamental de la novela La corte de los ilusos es el entramado lingüístico, tiene algunos elementos de la novela realista del siglo XIX, sobre todo en el énfasis que se hace en los giros de lenguaje de la época, lo cual aporta mucha atmósfera narrativa al tejido narrativo, es decir, desde las palabras la autora nos facilita entrar a una época determinada, un espacio y un tiempo que está bastante lejano a nosotros. El lenguaje de la novela cuenta con refranes, pregones, palabras muy mexicanas, expresiones que se convierten en una verdadera forma de identidad del país y la época donde se desarrolla el argumento; así mismo sirve para otorgarle profundidad y carácter a la psicologías de los personajes.

Los personajes de La corte de los ilusos son en su mayoría históricos, sobre todo los personajes centrales, aquellos que hacen que la historia se transforme, con la ayuda de algunos personajes periféricos, de pura invención, que coadyuvan a que el argumento tenga un desarrollo lógico, verosímil.

La novela nos presenta a estos personajes sin ser tratados como héroes, si es que esa cualidad tiene lugar, por el contrario, dichos personajes son tratados desde una perspectiva humana, es decir los vemos enfrentándose a sus pasiones, las cuales de alguna manera son quienes los pierden. Hay un tono carnavalesco, donde reuniones, diálogos, y juergas transcurren en ambientes de mascarada, donde el narrador omnisciente en ocasiones se mofa de personajes e historia. Logrando con ello cierta desmitificación del Imperio encabezado por Agustín de Iturbide.

Según Menton (42) hay seis rasgos que caracterizan a la nueva novela histórica, para identificar una novela de tal subgénero, no es necesario que se reúnan todas las características, pero sí la mayoría. En la corte de los ilusos podemos encontrar las siguientes:

1.- La subordinación: En la novela de Rosa Beltrán leemos la crónica de una época, y basándose fundamentalmente en los diálogos se proyecta una forma de pensamiento, un marco teórico sobre la forma como los miembros del imperio veían el México de la época, y sobre todo nos muestra la forma de pensamiento de la burguesía de esos años.

2.- En la novela de Beltrán se recurre a la distorsión conciente de la historia (Menton 43), mediante omisiones y exageraciones; si bien, las exageraciones y omisiones son recursos para que la lógica de la novela se sostenga, en algunos capítulos observamos que la exageración llega al tono carnavalesco.

3.- Ficcionalización: Encontramos a los personajes realizando acciones, diálogos y encuentros en circunstancias especiales, extraordinarias, donde todo encuentra su perfecto lugar, logrando que todas estás formas sean verosímiles.

4.- Metaficción: En La corte de los ilusos encontramos muy poca metaficción, casi nula, circunscribiéndose a la novela histórica de mediados del siglo XX.

5.- Así mismo no encontramos a la intertextualidad como recurso narrativo.

El carácter carnavalesco a que se refiere Bajtín están retomados en la novela, las exageraciones humorísticas se presentan en varios pasajes, los personajes son presentados con un dejo de ironía, muy al estilo de Sócrates, la ironía como un discurso para entender mejor la realidad, en este caso, para conocer mejor la historia, aún cuando la finalidad de la novela no es pedagógica.

Un elemento básico de lo carnavalesco es la parodia, y en La corte de los ilusos encontramos la parodia con un gran sentido del humor, y lo paródico se compone desde el lenguaje, la manera de presentar los personajes y de crear cuadros dramáticos donde la situación nos lleva a la parodia.

Ante tanta fiesta bicentenaria, los mexicanos deberíamos buscar en la literatura un acercamiento menos idealizado de nuestra historia, para dejar de ser un poco por lo menos, la corte de los ilusos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Avatares de la novela histórica


Avatares de la novela histórica

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

En fechas recientes la novela histórica se ha convertido en un suceso de ventas, los lectores acuden a los quioscos de libros para adquirir novelas como: La guerra de las rosas de Sharon Kay Penman, Tartesos un reino soñado de Jaime Alvar, La justicia del Visir de Christian Jacq, entre muchas otras, cada libro presenta en su portada un cintillo que proclama con honor Bestseller. Hoy podemos observar a personas que jamás leyeron un libro por placer, acercarse a una literatura sencilla, medianamente bien escrita, ampliamente documentada, que ubica sus argumentos en lugares extraños y en un remotísimo tiempo. La formula ha funcionado, por lo menos en términos comerciales.

Considero que es preciso realizar una reflexión sobre la novela histórica, y su desempeño en América Latina. Mucho se ha escrito al respecto, los eruditos discuten sobre la fecha clave en la aparición de la novela histórica. Entiendo que es en 1979 cuando este subgénero cobra verdadera importancia, aún cuando con anterioridad se publicaron algunos libros que tenían características de la nueva novela histórica, me refiero a: Yo el supremo (1974), excelente novela sobre la figura del dictador, con características muy similares al parangón estético de la novela del boom, escrita por un escritor de primer nivel, desgraciadamente hoy casi olvidado, Augusto Roa Bastos, una de las mejores plumas de la literatura de América Latina, y la otra novela es realmente un portento, del mexicano Carlos Fuentes, Terra Nostra (1975), un trabajo totalizante, dotada de una intricada estructura lingüística y argumental.

Generalmente se refiere a la novela histórica como aquella en la que los sucesos específicos, son extraídos de la historia, son quienes determinan el desarrollo del argumento, y el ambiente socio-político se convierte en el fondo en el que se desenvuelven los personajes.

Así, una época determinada con sus giros de lenguaje, la moda, lecturas, arquitectura, situación política y social forman parte intrínseca del argumento, es decir, que lo que se cuenta no podría suceder en otra época, y que las motivaciones y carácter de los personajes también están dibujados por la etapa histórica; partiendo de que los tipos humanos que se crean son lo suficientemente humanos que se convierten en intemporales, que sus acciones podrían suceder en cualquier tiempo, es decir que se vuelven a una cierta forma de universalismo temporal.

Una característica de la nueva novela histórica frente a los bestsellers históricos es precisamente que no existe la incorporación artificial de personajes en un espacio-tiempo extraño para ellos mismos.

La novela de América Latina siempre se ha preocupado por los problemas socio-históricos, a diferencia de la norteamericana y la europea, El periquillo Sarniento, por ejemplo es una de nuestras primeras novelas, y la reflexión histórica es parte fundamental de su entramado argumental.

En 1985 José Emilio Pacheco escribió: “la novela ha sido desde sus orígenes la privatización de la historia, historia de la vida privada, historia de la gente que no tiene historia, en este sentido todas las novelas son novelas históricas”.

Se ha señalado que la novela histórica son aquellas cuya acción se ubica total o parcialmente en el pasado, un pasado que el autor no vivió de manera directa. Para Avrom la novela histórica es aquella que su acción se ubica en un separado del autor por dos generaciones, para David Cowart, se trata de una “ficción en que el pasado figura con cierta importancia”, además plantea un elemento extraordinario, ya que incluye aquellas novelas que su acción se desarrolla en el futuro, pero que ese futuro está determinado por un pasado y presente determinado, pensemos en 1984 de Orwell o Un mundo feliz de Huxley.

Anderson Imbert señala que la novela histórica es aquella que cuenta una acción ocurrida en una ápoca anterior a la del novelista, ésta definición ha influido a una gran cantidad de estudiosos del tema, quienes toman como punto de partida los elementos que Imbert aporta.

SI partimos de estas consideraciones, señalaríamos como novelas no históricas: La muerte de Artemio Cruz (1962), de Carlos Fuentes, Conversación en la catedral (1969) de Mario Vargas Llosa, Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez, ya que las últimas generaciones de su trabajo son contemporáneos del autor.

domingo, 22 de agosto de 2010

Pedro Páramo Revisitado


Pedro Páramo

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

Pedro Páramo es la novela mexicana por excelencia, su modernidad y universalidad aportan una nueva forma de ver el mundo, sobre todo que “Penetra hondamente en una cultura”, (Brushwood,Jhon,1984:192), poniendo énfasis en los mitos que conforman dicho entramado cultural; más allá de hacer un estudio detallado de la idiosincrasia de los personajes, sus fobias o filias, Juan Rulfo sitúa la perspectiva de su novela desde el discurso mítico, el cual es presentado y desarrollado mediante excelentes herramientas narrativas, destacando el lenguaje, ya que nos encontramos con un autor que escribe una prosa narrativa con el aliento y visión de un poeta, es por ello que su poder de síntesis y su economía de lenguaje se convierte en una verdadera proeza del uso del español.

En pocas páginas se crea y recrea un mundo literario completo, gracias a la pericia lingüística de Rulfo vemos a los personajes desenvolverse en una cultura, mediante acciones, motivaciones personales, diálogos, pensamientos y evocaciones, los lectores nos vemos de pronto dentro de un mundo que late al ritmo de su propio corazón, la artificiosidad no tiene lugar en el tejido narrativo, por el contrario, la aparición y desaparición de cada personaje, cada ruido, cada murmullo, tienen el atributo de la naturalidad.

El segundo elemento estilístico en importancia es la estructura, una novela que en pleno 1955 rompía con los convencionalismos de la novela decimonónica; pero con una sutileza que en más de una ocasión engaña, confunde y hasta pierde, de tal suerte que el lector se convierte en una especie de Dante que es guiado por un Virgilio (Juan Preciado), que ignora casi lo mismo que el lector, así lector y personaje se adentran al limbo Comala, para descubrir que de alguna manera siempre han estado ahí, más que llegar, Juan Preciado regresa como un Ulises derrotado por sus muertos.

La estructura tan singular de Pedro Páramo, influenciada seguramente por: Joyce, Faulkner, y Hamsun, se sostiene por: “la negación del tiempo cronológico y la intercalación de causa y efecto de tal modo de que ni la una ni el otro dominan”, (Brushwood,Jhon,1984:192), dicha propuesta técnica está señalada desde la primera línea de la novela: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”, (Rulfo Juan, 1993:7), observemos como Juan Preciado dice “vine” y no “fui”, es decir nos habla desde esa geografía mítica que es Comala, y desde otro tiempo; sin embargo, por la forma en que está redactada la novela, creemos que el tiempo narrativo de Juan Preciado es el presente perfecto, cuando en realidad se trata de un pasado, es pues el pasado de un muerto, uno más en ese páramo de muerte.

La novela es una caja de resonancia de voces, murmullos, estamos frente a una novela coral, un coro triste, ausente, desdibujado en la baja niebla de ese pueblo fantasma. El tiempo es muchos tiempos, a la vez que las voces son también muchas, se entretejen, la linealidad no existe ni en el argumento, ni en los tiempos y espacios, que son segmentados, fragmentados, logrando la atmósfera espectral que predomina en toda la novela.

Pedro Páramo es una novela que tiene un importante raigambre en la cultura mexicana, específicamente con los altos de Jalisco, sus personajes están cerca de una tradición folklórica, de situaciones que logran captar la magia de esos pueblos, es sin duda un texto maravilloso, en el sentido que le da Carpentier: “(es) algo extraordinario que causa admiración”, (Menton, Seymur.1998:169), un mundo poblado por muertos vivientes, muertos que mueren en la muerte, muertos que ni siquiera son seres completos, solamente queda de ellos: pedazos, polvo, voces, recuerdos, que se desmoronan como si fueran un montón de piedras.

Estamos frente a un mundo de difuntos, más que de muertos, en su consideración más mexicana, el mexicano no tiene muertos sino difuntos. En la novela de Rulfo la magia es cotidiana, es parte de la vida corriente de los pueblos, no hay invención, más bien estamos frente a la recreación poética, Rulfo es un autor que escribe con el oído, su tejido narrativo es dialógico en muchos sentidos, pero también sus giros de lenguaje nos sitúan en un lugar determinado, en una cultura identificada, es pues a través del lenguaje como nos envolvemos en la trama, que como ya dije no es lineal, por el contrario, su fragmentación exige al lector acomodar las piezas para darle coherencia lógica a lo que se cuenta.

“Como si hubiera retrocedido el tiempo. Volví a ver la estrella junto a la luna. Las nubes deshaciéndose. Las parvadas de los tordos. Y en seguida la tarde todavía llena de luz”. (Rulfo,Juan,1993:71), dice Juan Preciado en uno de los capítulos, como haciéndonos un guiño, recordándonos que estamos en una lógica de tiempo diferente al racional.

En la construcción del lenguaje en sí mismo, podemos señalar que Rulfo tiende a la síntesis, la condensación, buscando siempre el silencio, he ahí que sus frases son cortas, arcaicas, sin mayores adornos, pero eso sí, son precisas y profundas como un buen epitafio.


sábado, 19 de junio de 2010

Muere José Saramago

Alfaguara publicará libro póstumo del Nobel de Literatura portugués

Muere José Saramago, escritor y comunista libertario

Todavía comentó los hechos más recientes de este mundo en crisis, informó Pilar del Río, su viuda y traductora

Los restos del autor de Caín fueron velados en la isla de Lanzarote

Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 19 de junio de 2010, p. 2

Madrid, 18 de junio. El niño de infancia pobre y pies descalzos, hijo de campesinos sin tierra; el comunista libertario que abrazó con igual intensidad sus ideales y las palabras, José Saramago falleció este viernes en su casa de la isla canaria de Lanzarote.

Desde hace años padecía leucemia y las consecuencias de la edad, 87 años. Por la mañana se despertó, desayunó y charló con su mujer, Pilar del Río, sobre las novedades de este mundo en crisis, le empezó a doler un poco el pecho y, a las pocas horas y sin dolor, cerró los ojos.

Murió uno de los grandes escritores del siglo XX, un autor que escribió hasta su último hálito de vida, un novelista, poeta y ensayista que, además, ha sido el único literato portugués en recibir, en 1998, el Nobel de Literatura. Un comunista libertario que compartió con los indígenas mexicanos su hambre de justicia e igualdad.

A partir de 2007, cuando una neumonía lo puso al borde de la muerte, Saramago administraba su energía con celo: escribir y, si acaso, alguna salida extraordinaria para apoyar alguna causa justa –como ocurrió con la activista saharahui Aminatu Haidar, cuando ésta realizó una huelga de hambre– o para presentar sus libros más recientes.

Su convicción de escribir para desasosegar lo mantuvo siempre activo, ya sea adentrándose en esos universos literarios que creaba a partir de supuestos imposibles, con su blogpersonal o, incluso, en la redacción y firma de algún comunicado sobre uno de los graves y diversos atropellos que le tocó presenciar.

Narrador autodidacta

Este viernes, 10 minutos antes de las dos de la tarde, murió en su casa de Tías, en Lanzarote, refugio que le abrió sus puertas en 1993, cuando huyó de su patria, Portugal, por el que sería el primer veto público a su obra, en este caso por El evangelio según Jesucristo.

Según relató Pilar del Río, su compañera y traductora, Saramago se despertó de buen humor, había pasado una noche plácida e, incluso, se interesó como hacía cada mañana por los principales acontecimientos del planeta, para lo que Pilar siempre le hacía un resumen que, incluso hoy, le apostilló con su habitual ironía.

Después de desayunar sintió una especie de pinchazo en el pecho, de ahí un malestar general que lo obligó a recostarse en su habitación. Después, según los médicos, se generó un fallo multiorgánico que le provocó la muerte. Una muerte rápida y, al parecer, sin dolor.

Saramago vivió sus últimos años con el mismo ritmo de lectura y de escritura que cuando inició su andadura literaria, allá a finales de los años 60 –incluso más, llegó a contar Pilar del Río.

Fue un escritor tardío y autodidacta que nació en un recóndito pueblo de la provincia portuguesa, Azinhaga, en 1922, donde sus padres eran campesinos y analfabetos, incluido su abuelo, de quien heredaría su atracción por la cultura, el arte y la magia de las palabras. Pero también sus hondísimas convicciones políticas, rebeldes, la de esa clase obrera marcada por guerras y por hambrunas que asolaron a Europa en el siglo pasado, la de esos comunistas perseguidos por las dictaduras y el fascismo que mantuvieron viva la llama de su pensamiento. He sido, soy y seré un comunista. Un comunista libertario, repetía sin un ápice de resignación.

Sólo yo sabía, sin conciencia de saberlo, que en los ilegibles folios del destino y en los ciegos meandros del acaso había sido escrito que tendría que volver a Azinhaga para acabar de nacer. En esta frase, extraída del primer y único libro de memorias del Nobel, Las pequeñas memorias(Alfaguara), se resume el cariz con que Saramago afrontó la reconstrucción de su niñez, una época que, dijo, es la única que importa en la historia de los hombres, pues en ella forja el carácter, las filias y fobias de lo que somos después.

Y Saramago, después de esa niñez de hambre, frío y carencia, siempre bajo la severidad de un padre estricto y hasta cruel, empezó a recorrer su historia vital.

Foto
José Saramago en imagen de 1997Foto Ap

De joven fue, por supuesto, campesino, pero también fue mecánico automotriz, contador, vendedor de seguros, aprendiz de reportero y, finalmente periodista, como antesala a su oficio y refugio definitivo: escritor.

A pesar de que siempre había estado en la sombra, sobre todo como autor de poesía, Saramago era prácticamente desconocido hasta que, en 1982, publicó Memorial del convento.

A partir de ahí vendría una actividad literaria frenética, grandes títulos con escaso tiempo de diferencia, que a la postre se convertirían en el principal argumento para que fuera reconocido con el Premio Nobel de Literatura 1998.

Se trata de obras ya clásicas, comoLa muerte de Ricardo Reis, La balsa de piedra, El evangelio según Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera.

Tan crueles como Dios

José Saramago no sólo fue un arriesgado militante del Partido Comunista portugués durante la dictadura de Salazar, sino también fue un escritor que suscitó, desde sus primeros libros, reacciones encontradas, en ocasiones ríspidas por su forma de narrar los acontecimientos.

En uno de sus últimos encuentros con la prensa en Madrid, en noviembre del año pasado, Saramago habló de lo que ya entonces parecía inminente y cercano, su propia muerte y sobre la idea cristiana de la pena eterna.

“La muerte no me importa. Pero sí me afecta desde un punto de vista muy egoísta, porque es finalmente el estar y ya no estar. Eso es la muerte: el haber estado y ya no estar. Que estaremos en la vida futura, puede que sí. Pero lo que no puedo aceptar es que alguien me diga que mis pecados los pagaré en el infierno y que ahí me quedaré por toda la eternidad. Crueles somos nosotros los hombres que concebimos la pena perpetua (…) Tan crueles como Dios somos los seres humanos. La idea de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza se invierte; nosotros hemos creado a Dios a nuestra imagen y semejanza.”

En ese encuentro también reveló una cuestión vieja y constante: “Hay una pregunta que persigue a los escritores, ¿por qué escribir? Como decía el filósofo griego el movimiento se demuestra andando, y la razón de escribir en el fondo no es más que eso: escribir. Pero hay otra pregunta más compleja, ¿para qué se escribe? Y eso depende del punto de vista. A lo mejor yo hace unos cuantos años no sabía decir para qué escribía, pero ahora lo tengo bastante claro. Yo no escribo para agradar ni para desagradar. Yo escribo para desasosegar. Algo que me gustaría haber inventado, pero que ya lo inventó Fernando Pessoa, El libro del desasosiego. Pues a mí me gustaría que todos mis libros fuesen considerados libros para el desasosiego.”

Los restos mortales de Saramago fueron velados en uno de sus últimos grandes proyectos, la Fundación José Saramago, con sede en la isla de Lanzarote y desde la que Pilar del Río pretende seguir difundiendo su palabra y pensamiento, su desasosiego. Un desasosiego que él mismo alimentó con sus hallazgos intelectuales, con sus máximas, como aquella que expresó con la voz entrecortada y una debilidad física que hizo sospechar a muchas personas que aquellas palabras pronunciadas en un homenaje en Madrid en noviembre de 2007 eran una especie de despedida, de epitafio en vida: Si la belleza hubiese vencido a la barbarie, el mundo, quizá, hubiera tenido futuro.

El gobierno de Portugal decretó este sábado y el domingo días de luto nacional en memoria del escrito.

De acuerdo con el diario español El País, José Saramago dejó unas 30 páginas de una nueva novela tituladaAlabardas, alabardas, espingardas, espingardas, en la que hace una reflexión acerca del tráfico de armas; y añade que el próximo libro que publicará Alfaguara se titula José Saramago en sus palabras; y en julio se estrenará el documental José y Pilar (unión ibérica) producida por Pedro Almodóvar y Fernando Meirelles, y dirigida por Miguel Mendes.


miércoles, 16 de junio de 2010

Juan Álvarez ganador del tercer premio continental “Cantos de América”

Cultura para todos

Juan Álvarez ganador del tercer premio continental “Cantos de América”

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

La poesía chiapaneca está de placemes por dos situaciones especiales: en primer lugar un poeta tseltal ganó el tercer premio continental “Cantos de América”, y por si fuera menos, queda claro que la literatura escrita en las lenguas maternas de Chiapas, puede obtener logros importantes sin la necesidad de convertirse en una expresión pobre del folklor de los pueblos, para nada, Juan Álvarez ha demostrado que una poesía altamente impregnada de una voz fresca y natural, conocedora de los grandes poetas del mundo puede y debe ser reconocida tarde o temprano.

Juan es un poeta que ya nos había mostrado la calidad de su trabajo en libros como Del caos a la palabra (2001), Distintos colores de la tierra (2003), y sobre todo en su excelente libro Delirio de sombra (2004), todas estas publicaciones editadas por la editorial independiente Ediciones de el Animal, editorial que desde hace más de diez años se ha dedicado a impulsar a nuevas voces de la literatura chiapaneca, entre ellos a Juan Álvarez, quien fue alumno de la Escuela de Escritores “Jaime Sabines”, perteneciente a la Sociedad General de Escritores de México. Juan Álvarez se formó con el maestro José Antonio Reyes Matamoros, quien en entrevista nos comentó su felicidad por este premio, ya que significa mucho para la literatura escrita en las lenguas maternas de Chiapas, Reyes Matamoros es un incansable promotor cultural independiente, que ha dedicado gran parte de su trabajo a los pueblos indígenas de Chiapas.

El ELIAC, (Escritores en Lenguas Indígenas, A.C), consideró que el poeta Juan Álvarez debería ser el ganador del III Premio Continental de Literatura en Lenguas Indígenas “Canto de América”, en su emisión 2010. Juan Álvarez nació el la comunidad de Pinabetal, en el municipio de Chilón, en 1973. El poeta decidió participar en el concurso con un poemario llamado “Se ha cansado el silencio”, el cual tiene como temática las formas tradicionales de enamorar en las comunidades tseltales. Así el jurado optó por este poemario de entre trabajos recibidos desde varios países de América Latina, dicho jurado estuvo integrado por: María Teresa Dey, Eustaquio Celestino Solís y Alfredo Ramírez Celestino.

El premio será entregado el día nueve de agosto de 2010 en el Palacio de Bellas Artes, el cual consiste de un diploma, la publicación del libro y 120 mil pesos en efectivo.

martes, 4 de mayo de 2010

Alondra de la Parra

Alondra de la Parra, director de orquesta. (entrevista)

Por Bárbara Colio

Nueva York.- “No sé exactamente que sea el éxito. Para mí, es esto, este momento, ser músico es el éxito” Comenta Alondra de la Parra durante una entrevista al término de su concierto en la Blessed Sacrament Church situada en el corazón de Manhattan, donde dirigió a la New Amsterdam Summer Orchestra. Alondra, directora de orquesta, es la primera mujer mexicana en llevar la batuta en la competida ciudad de Nueva York. Y para más sorpresa, sólo tiene 23 años.

La historia que la he llevado hasta este sitio, no es la de una niña prodigio ni de vida privilegiada, sino la de una niña que a muy temprana edad supo lo que quería ser y se dedicó tenazmente a lograrlo. Nacida en Nueva York, mientras sus padres estudiaban la maestría, su madre en sociología y su padre en cine, desde muy pequeña la llevaron a México donde se crió. “Yo soy mexicana” Proveniente de una familia no dedicada a la música más amante de ésta, donde en cada reunión su abuela, la escritora Yolanda Vargas Dulché junto con su hermana cantaban a dúo canciones mexicanas, Alondra se influencia por esta otra pasión de su abuela y empieza a estudiar piano una vez por semana a los 7 años. Recuerda que se dio cuenta de su bien oído cuando al escuchar las piezas musicales, ella además, las solfeaba; los sonidos se convertían en su cabeza en un “sol fa mi re do”. Creía que a todo mundo le pasaba lo mismo, hasta que supo que no era así.

“Para mí, la música es algo sagrado, desde antes hasta ahora, mi sueño era ser músico”.

De las clases de piano siguieron las de chelo. Ya tenía 13 años, estudiaba en el Colegio Madrid donde había formado un grupo de jazz y rock llamado Res Pública, además de colaborar con algunas otras bandas que empezaban en esa época y que ahora ya cuentan con cierta fama nacional. La adolescencia es una época difícil, llena de cambios, Alondra los tuvo en todo sentido incluso en el familiar. En medio de la vorágine, se dio cuenta que lo único constante en su vida era la música, y que aunque la vida o sus gentes queridas fueren y vinieren, la música siempre podía estar ahí, dentro de ella y llenarla de satisfacción.

“La música era algo que si yo quería, nunca me iba a dejar”

Y entendió que tenía que aprender a disciplinarse y enfocarse para ser mejor músico. “Yo no nací disciplinada, tuve que aprender a serlo”. A los 15 años, se le metió en la cabeza el querer ser directora de orquesta a raíz de un comentario de su padre, considerando el carácter de su hija. “Había una batuta en casa, y en las noches me encerraba en el estudio a dirigir mi orquesta imaginaria” Quiso concentrase en ello y el ambiente de la escuela secundaria en México la distraía, así que decidió cursar el equivalente de preparatoria en Inglaterra, donde pudo armar su propio programa de estudios incluyendo sólo sus materias favoritas: matemáticas, física y por supuesto la música. Ahí tuvo la oportunidad de ser asistente de director y por primera vez alzó la batuta ante una pequeña orquesta de estudiantes con el St. Leonard’s Mayfield School Orchestra donde realizó los arreglos musicales de las piezas e incluso ganó un concurso de orquestas estudiantiles. Regresó a México después de un año para validar los estudios preparatorianos, (hasta la fecha no puede entender bien el porqué no se quedó más tiempo allá) Después del internado en Inglaterra donde tenía amplio acceso a los instrumentos, trabajo con coros y bibliotecas donde pasaba sus días, el volver a encontrarse con el sistema educativo mexicano de 7a.m. a 2p.m. y contar precariamente con una clase de piano nada más una hora, fue un shock. No pudo. Sus calificaciones fueron en picada. Optó por la preparatoria abierta.

“No me importaba ni fracasar, sólo quería ser músico ¿Porqué perder tiempo estudiando biología?”

Estudia composición y piano en el CIEM (Centro de Estudios Musicales) con el fin de tener sólidas bases musicales, ya que dentro de sus planes de directora e intérprete, el enfrentarse con la partitura, requiere del análisis de ésta y sobretodo saber qué es lo quería decir el compositor; porqué utilizó esas notas y no otras, porqué tal parte se le da a la flauta y no a otro instrumento. La toma de decisiones de Mozart, es distinta a la toma de decisiones de Beethoven, debes aprender el camino de sus decisiones y así llegas a comprender mejor su manera de pensar, su música.

“Para dirigir, me sirvió mucho el saber lo que se siente enfrentarse a la hoja pautada en blanco”.

Las decisiones de los compositores no responden al azar, por ello son valiosas. Alondra también tomó la valiosa decisión de moverse a Nueva York en el año 2000. En la parte romántica de la historia podría decirse que Alondra sentía especial atracción por la gran manzana ya que nació ahí, pero lo que realmente la mueve es que Nueva York es el centro del arte, un lugar pequeño donde pasan muchas cosas y muy rápido. Hay posibilidades de conectarse con gente creativa y hacer cosas. La gente es seria y muy trabajadora, si se dice que se va hacer algo se hace, sin cotorrearlo tres días y al final no hacer nada.

“En Nueva York te dan la oportunidad, el beneficio de la duda, cosa que no sucede en otras ciudades. En México existen muchos prejuicios”.

Alondra sabía que sería muy difícil el empezar a dirigir en México, donde se anteponen una variedad inútil de prejuicios antes que el trabajo mismo. En Nueva York hay tanta gente tan distinta, que no importa ni quien seas, ni de donde vengas o de que color o clase seas, lo que importa es “si lo puedes hacer o no”. Te dan una oportunidad y si no puedes, vas para afuera, no tienen ninguna misericordia, es duro, son muy fríos, pero toman el riesgo de dar esa primera oportunidad sin actitud. La primera vez que se subió al podio en Nueva York sintió la expectación de la audiencia sobre que era lo que ésta joven mexicana iba a hacer, más nunca la actitud de “Esta niña güerita, fresa, es sobrina de…, fue al colegio tal… no ha de saber” prejuicios palpables en el ámbito cultural mexicano que le parecen terribles.

“Preferí llegar a un lugar donde nadie me conocía y ser yo, si me quieren bien y si no, algo tengo que arreglar. No perder tiempo en tonterías”

¿Pero cómo le llegó esa oportunidad si nadie la conocía? Alondra antes de querer dirigir, quería estar cerca de una orquesta, asistir a los ensayos, ver como se hace, no subirse al pastel de pronto sin saber como funcionaba el todo. Buscó una posición de aprendiz de director, lo que significaba acomodar las sillas, cargar los atriles, cobrar entradas, llevar las flores, no recibir ningún pago pero poder estar en los ensayos. El director, al ver su entrega, le ofreció dirigir a la orquesta en uno de los ensayos.

“Dirigir en un ensayo es más difícil que en un concierto, porque tienes a 60 músicos de frente observándote, ya 100 más atrás de ti es lo de menos”

Esa fue la primera vez que dirigió a una orquesta real. Al primer sonido que escuchó, provocado por el movimiento de la batuta en su mano, supo que no había duda de que ahí era donde tenía que estar parada en ese instante.

“Al regresar a mi casa en bicicleta, sonreía tanto, que los mosquitos se me metían entre los dientes”

Cada vez le dieron mayor oportunidad de dirigir en los ensayos hasta que consiguió una posición más respetada, como la de Asistente de Director. Con ésta orquesta, la New Amsterdam Symphony Orchestra, dirigió su primer concierto en el 2003. Fue cuando se convirtió en la primera mujer mexicana en dirigir en Nueva York. De ahí siguió el ganar la competencia de Director Huésped, lo que le aseguró entrar como directora en la temporada de conciertos del año.

De la Parra actualmente estudia piano becada en Manhattan School of Music, económicamente semantiene trabajando, dando clases de piano y ofreciendo recitales de piano (algunos en México), además de la ayuda de sus padres.

“Me gustaría dirigir en México, pero no me han invitado aún”

Paradójico, siendo que Alondra de la Parra ya fue invitada a dirigir a la Filarmónica de Buenos Aires en Argentina, en el afamado Teatro Colón.

El próximo gran proyecto de Alondra de la Parra es cerrar con un magno concierto con la orquesta Mexican American Symphony Orchestra en el marco del festival MEXICO NOW en Nueva York donde incluirá el trabajo de compositores mexicanos como Enrico Chapela, basado en la máxima expresión del mexicanismo contemporáneo: el futbol. El de Ernesto Villalobos con el tenor Mauricio O´Reilly, inspirado en la leyenda del Popocatépetl e Iztaccíhuatl, de Mauricio Trejo, del destacado músico mexicano Mario Lavista, del clásico Revueltas y la pieza“Danzón NO. 2” de Arturo Márquez. El programa busca mostrar el espectro musical de varias generaciones de compositores mexicanos, desde los clásicos hasta el más joven, que cuenta también, con sólo 23 años.

“Estoy muy emocionada por MEXICO NOW, además porque me va a ofrecer el poder conocer artistas mexicanos de diferentes disciplinas y acortar distancias. Pensar en hacer futuros proyectos con ellos”.

Una de las cosas que le preocupan y ocupan a De la Parra en el ambiente cultural es que no hay un conocimiento entre los artistas, ni en México ni en Nueva York . “No nos conocemos” No hay un núcleo creativo y por tanto tampoco se crea un público que los siga. Se trabaja de una forma muy distante e individualista.

En el exterior se sabe poco de México en cuanto a su innovación en el campo de las artes,MEXICO NOW busca sacudir los viejos estereotipos y crear un nuevo pensamiento introduciendo a los neoyorquinos al arte contemporáneo de sus más cercanos vecinos del sur. El evento será un gran escaparate del arte mexicano, auspiciado principalmente por Fundación Televisa, lo que augura una amplia cobertura, y distintas entidades culturales tanto de México como de Estados Unidos, donde durante todo el mes de noviembre de 2004 se presentará en el corazón de Manhattan, el trabajo de más de 100 artistas jóvenes que empiezan a ser aclamados por su calidad y propuesta contemporánea tanto en la música, el teatro, la literatura y la danza y a los que no les es muy posible presentarse fuera de su país. La relevancia de este evento depende de todos, de los artistas, organizadores, de que se involucre la prensa sobretodo, México posee una gran fuerza artística contemporánea que no se difunde, los medios generalmente no la cubren.

“Las artes mexicanas no habían tenido un foro de estos alcances antes en Estados Unidos, tenemos que hacer que todos se enteren”.

El público, bajo la arquitectura de esta iglesia de inspiración gótica, irrumpe en aplausos al término de una parte del programa del concierto. Podría pensarse que la ascendente y precoz carrera de Alondra como la de otros, obedece más a factores de suerte o “iluminación divina” pero no es así. Es cuestión de proponerse las cosas y hacerlas. De la Parra pensaba que la música era algo inalcanzable y lo está haciendo. Esperamos que pronto reciba la invitación de una orquesta mexicana que la haga subir al podium en su propia tierra.

Dándose el gusto de cerrar su concierto con un delicioso arreglo que ella misma realizó del tango Adiós Manino de A.Piazzola, Alondra de la Parra dirige la orquesta, más allá de la batuta, con todo el cuerpo, incluso con la sonrisa franca de la que sabe que está en el lugar donde quiere estar. En la música.

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