miércoles, 3 de junio de 2009

Alfonso Reyes TRES


Por: Alejandro Aldana Sellschopp.


II. Como México no hay dos.

“América, no podía ser América Latina sin antes no se apropiaba de la cultura europea”.
Girardot
Arriba
aliens flotando
haciendo películas hogareñas
para los colegas cuando vuelvan a casa
de todas esas extrañas criaturas
que aprisionan sus espíritus
perforan agujeros en si mismos
y viven para sus secretos

Hoy en día nadie se atrevería a dudar que Alfonso Reyes es uno de los escritores más importantes de México; por el contrario, lo han convertido en un escritor de bronce, emblemático prócer de la república de las letras nacionales, intocable, tan intocable que casi nadie abre sus libros. Figura inmaculada que de tiempo en tiempo es sujeto de pomposos homenajes, digna figura del patrioterismo literario, no podemos decir que es de aquellos escritores que mucho se citan y poco se leen, injustamente Reyes es poco citado y poco leído.
Reyes recibió críticas absurdas durante su vida, quizá la más descabellada y llena de resentimiento fue aquella que lo acusaba, sombrero de charro en mano, de no preocuparse por los temas mexicanos, sus empeños en el estudio de Grecia, eran utilizados en su contra por sus críticos de manera banal y vulgar.
Ermilo Abreu Gómez se convirtió en uno de sus mayores críticos, arremetió cada que pudo contra Reyes, en ocasiones trataba de confrontar la obra alfonsina con la de Martín Luís Guzmán, recordemos que mientras Borges opinaba que Reyes era el mejor prosista en castellano, Dámaso Alonso otorgaba ese galardón a Guzmán. Abreu Gómez recurre también a la franca descalificación de Reyes como escritor mexicano, sabiendo perfectamente que esos argumentos dolían profundamente a un escritor que amaba a su país, cuyas raíces estaban bien cimentadas en la historia de México, Margo Glantz lo ha dicho contundentemente: “Aun los acontecimientos más banales de su vida cotidiana y de los suyos –en especial su padre, aunque también su abuelo- están ligados inexorablemente a la historia de México, el pasado y el tiempo en que le tocó vivir; podríamos subrayar, exagerando que, casi por derecho de nacimiento, el transcurrir de la familia Reyes está en estrecha conexión con los sucesos fundamentales que determinan a la Nación, así con mayúscula: con sólo existir él y su familia forman parte de la historia, son historia”.
La opinión respecto a la extranjería y falta de interés por México se convirtió en una crítica que tomó tintes populares, para descalificar al gran escritor cualquier tinterillo recurría al lugar común: “Sí, buena prosa; pero desdeña México, es un malinchista, y ya de coraje plánchenme mi vestido de china poblana”.
Cuando Reyes estaba por morir, Abreu Gómez persistía en desenmascarar al monstruo griego, escribió: “Todo en Reyes se reduce a un juego, a un devaneo con mayor o menor dosis de ingenio, de agudeza de ingenio”.
¿De dónde nace tanto rencor?, podría preguntarse el amable lector, sobre todo tratándose de Ermilo Abreu Gómez, escritor que durante los treinta y cuarenta fue considerado uno de los escritores mexicanos más importantes.
Es probable que Abreu Gómez sufriera del mal de la venganza literaria, muy común en nuestro México de las letras. Cuenta la leyenda que su libro El Corcovado, llevaba un prólogo de Alfonso Reyes, donde Reyes le pide que “no persista en el género”, y en efecto Abreu abandona la escritura de textos colonialistas, el propio Abreu Gómez se refiere a ese prólogo en su libro El Hijo prodigo: “Fue una carta terrible y justa. Gracias a su franqueza y a su sabiduría abandoné el estilo ese del virreinalismo (…) Nunca agradeceré bastante a Alfonso la prueba de amistad y de sabiduría que me dio con su carta”. Todo parece indicar y visto en retrospectiva, que aquellas palabras eran un reto a duelo plumífero.

1 comentario:

La vida de los otros dijo...

Curiosamente esta semana empecé a releer algo de Reyes; tengo mi edición de "La 'x' en la frente" y acabo de leer "La interrogación nacional". Cierto: leemos muy poco a Reyes (a mí no me gusta mucho su poesía)y no entendemos su importancia como avivador de la cultura y el debate. Creo que el hecho de que cierto sector (la Academia, el Colegio) tome para bien o para mal a Reyes como caballito de batalla no es culpa de Reyes. Hay una frase de Reyes muy citada: "Todo lo sabemos entre todos", reflejo de su curiosidad humanística; eso es lo que nos falta: ganas de traspasar la barrera de nuestros propios egos, intercambiar impresiones en vez de ninguneos, etc. ¡Entre todos, pues!

En fin, pinches coincidencias.