AMLOVE
Por: Jeremías Marquines
La designación de Andrés Manuel López Obrador como candidato presidencial de las izquierdas mexicanas les ha cambiado el escenario y la vida a varios de los políticos que sentían que la elección del 2012 era sólo asunto de mero trámite. Uno de ellos, es el soso aspirante a la candidatura del Partido Acción Nacional (PAN), Ernesto Cordero quien, según dicen, ya no será el abanderado de su partido, pero tampoco Santiago Creel. El otro, es el candidato del PRI, respaldado por Televisa.
El aspirante panista a la candidatura presidencial, que hasta esta semana se asumía como delfín del presidente Felipe Calderón, será cordero sacrificado en las próximas semanas en aras de la estrategia. Lo que sucede es que, de acuerdo a la opinión de los expertos, Cordero no tiene ni la habilidad ni la experiencia política necesaria para enfrentar a un verdadero monstruo de la política como lo es López Obrador. Cordero es un personaje unidimensional, gris oscuro, que sólo es capaz de repetir las frases que le preparan sus asesores. Su desproporción es tal, que de pronto le ponen a decir cosas que rebasan por mucho una figura tan aguada como la suya, como por ejemplo: cuando dice que “no se preocuparía demasiado por López Obrador pues el PAN ya le ganó una vez”. La frase de por sí torpe porque revive el espectro del fraude cometido a López Obrador en 2006, es además, una balandronada que le queda demasiado grande a un borreguito como Cordero.
Por cosa de estrategia, es muy posible que sea Josefina Vázquez Mota y no Cordero, la que represente al PAN; los asesores panista esperan explotar al máximo la cuestión de género y creen que eso limitaría mucho el habitual pugilismo político obradorista, y al mismo tiempo reduciría la imagen chocarrera del priísta Peña Nieto. Para los intereses electorales panistas da mejor resultado Vázquez Mota que Cordero.
No obstante, también hay las versiones de que, derivado de los recientes números electorales obtenidos en Michoacán donde el PRD y el PAN fueron derrotados, exista la posibilidad de que en un hecho inédito pero no imposible, ambos partidos puedan cerrar filas y operar bajo un esquema de concurrencia con el fin de evitar el regreso de la corrupción al gobierno federal. Todo es posible, pero además, es una realidad absoluta que, si hoy fueran las votaciones para presidente de la República y el PAN y el PRD fueran separados, el ganador indiscutible sería el PRI. Y este hecho se da, no como campechanamente creen algunos, de que la mayoría de los mexicanos quieren el regreso del PRI, sino porque la población de México está severamente dividida. Si el PAN y el PRD superaran sus traumas caciquiles, demostrarían que la mayoría de México no quiere el regreso del tricolor, pues los votos de ambos partidos superan por mucho el índice electoral del PRI como quedó acreditado en Michoacán.
De lo que no hay duda, es de que, el Andrés López Obrador de hoy no es ni la sombra del que, según Cordero le ganó el PAN en el 2006. El candidato de las izquierdas es hoy un hombre que proyecta más tranquilidad y estabilidad emocional y política que sus contrincantes de los otros partidos; físicamente, sigue siendo un personaje con gran dinamismo y versatilidad. El López Obrador del 2012, no es el tipo necio al que le tendieron trampas mediáticas para exhibirlo hasta la saciedad, ahora es todo lo contrario: es un político mesurado, con gran paciencia para escuchar y expresar sus opiniones. Es el hombre que acepta con serenidad “una mayor cooperación internacional en materia de seguridad y desarrollo económico”, este es el mensaje que envió en su discurso del martes a los Estados Unidos, el gran elector.
Ahora el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México está cambiado, por primera vez en varios años se reunió con empresarios de Monterrey, sede de algunos de los grupos económicos más importantes del país y que en el pasado no querían ni verlo en pintura. Asimismo, viajó a Estados Unidos para hablar en el Centro Woodrow Wilson, uno de los espacios de reflexión académica y política más importantes de ese país.
De acuerdo a las encuestadoras la evaluación negativa del virtual candidato pasó de 47% de los electores en 2007, a 29% en las mediciones de este año. Y aunque eso no basta para hacer un buen papel en las próximas elecciones presidenciales, la nueva imagen de Obrador tiene el potencial suficiente para recuperar más terreno en corto tiempo y colocarse, con el apoyo de Marcelo Ebrard, como la opción más sensata y mejor capacitada para gobernar México.
A lo anterior, hay que sumar que en esta ocasión, a diferencia de hace seis años, Obrador parece ser el favorito de la Casa Blanca, en Washington, sobre todo, porque aun contra la especulación fanática, es el candidato que mejor garantiza al gobierno de ese país mantener la lucha contra el narcotráfico que representa uno de las mayores riesgos para la seguridad interna de E.U., país que no desea un gobierno mexicano pactista con el terrorismo de la droga al que asocian la figura de Peña Nieto.
Por donde quiera verse, las circunstancias hacia el 2012 se están alineando positivamente a favor del político tabasqueño. De allí que algunos grupos de poder como el emporio Televisa que ya se ha definido por Peña Nieto, traten de nuevo como lo hicieron en el 2006, de manipular la frágil conciencia mexicana para impedir desde ahora que Obrador continúe su carrera ascendente. Echando mano de todos sus recursos mediáticos, los televisos quieren sembrar la idea de que ni juntos PAN y PRD, le ganarían al PRI. La estrategia mediática de televisa es tan obvia y burda como la de oponer la opinión de Peña Nieto a cualquier tema de importancia nacional que pase por sus pantallas. Mientras AMLO sigue vetado en esa televisora.
Por si fuera poco, una extraña coincidencia de dos opinadores importantes se pudo leer esta semana en El Universal. José Cárdenas tituló su artículo “El PRD, desahuciado”; mientras que Leo Zuckermann, le llamó “El fin del PRD”. La tesis que manejan los dos es que “Hoy el Partido de la Revolución Democrática ya no da para más. Está perdiendo elecciones al por mayor”; y que por lo tanto, López Obrador no tendrá oportunidad ante el priísta. Más claro ni el agua.
Pese a la adversidad, AMLOVE como le han comenzado a llamar en las redes sociales debido a su propuesta de crear la nueva “república amorosa”, sigue adelante. Pese a todo, la cúpula perredistiana chuchista se resiste a salir a festejar a su mejor candidato. Pese a que el PRD debido a líderes desobligados socialmente se hunde cada día más, la esperanza de la gente sobrevive en la figura obradorista mientras esperan la hora de la revancha en el 2012. ¿Entonces a qué se dedicarán los chuchos?