Eraclio
Zepeda y la paramilitarización en Chiapas DOS
por:
Alejandro Aldana Sellschopp.
Para:
Luz y Emiliano
En
el año 1995 Eduardo Robledo Rincón asume el gobierno de Chiapas,
después de un proceso electoral turbio, por decir lo menos,
sorprendentemente Robledo invita a Zepeda para fungir como Secretario
de Gobierno, Eraclio acepta aún cuando las dudas de la legitimidad
de Robledo Rincón eran tema de miembros de la Sociedad Civil,
organizaciones sociales, periodistas, académicos, artistas, y el
mismo EZLN exigía su renuncia como requisito para reiniciar el
diálogo con el gobierno. Eraclio Zepeda toma posesión como
Secretario de Gobierno, en una acción de buena fe, para tratar de
colaborar en la pacificación de Chiapas, así lo he pensado todos
estos años. Hasta aquí tampoco veo gran problema, podemos estar o
no de acuerdo con la decisión de Zepeda, para algunos especialmente
miembros del PRD vieron una franca acción de traición, sin embargo
es muy bien conocida la actitud hipócrita y oportunista del PRD, que
lincha en los medios a un miembro con una trayectoria impecable, por
colaborar con un gobierno no perredísta; pero recibe cual hijo
pródigo a cuanto priísta abandona las filas del Revolucionario
Institucional.
El
problema de las recientes declaraciones de Eraclio Zepeda se presenta
cuando sostiene que: “(...) La creación de esos organismos (Los
paramilitares) fue completamente ajena al gobierno del estado (...)”,
con lo que suponemos la estrategia de insurgencia se planeó y
ejecutó desde el gobierno de Ernesto Zedillo, situación que resulta
muy poco creíble, ¿cómo operarían los mandos del ejército y las
policías sin el apoyo de las autoridades locales?, ¿de qué manera
podría un aparato de inteligencia moverse a modo sin la mediación
de autoridades claves en la vida política de Chiapas, desde el
gobernador, el secretario de gobierno, hasta presidentes municipales?
Hagamos
un poco de historia. El 3 de enero de 1998, el periodista Carlos
Marín, publicó en la revista Proceso un documento titulado “Plan
del Ejército en Chiapas, desde 1994: crear bandas paramilitares,
desplazar a la población, destruir las bases de apoyo del EZLN”,
situaciones que se fueron cumpliendo en Chiapas con la precisión de
un reloj, El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas
ya había denunciado en 1995 la presencia de paramilitares, reclamo
que sin duda llegó a las oficinas del gobernador del estado. El
documento filtrado por Marín contenía un objetivo clave: “romper
la relación de apoyo existente entre la población y los
transgresores de la ley. Los servicios de Inteligencia Militar debía
organizar secretamente a ciertos sectores de la población; entre
otros a ganaderos, pequeños propietarios e individuos caracterizados
por un alto sentido patriótico, quienes serán empleados en apoyo a
nuestras operaciones. A cargo de instructores del Ejército quedaban
el asesoramiento y apoyo a las fuerzas de autodefensa u otras
organizaciones paramilitares”. Está por demás decir que el
documento presenta una interesantísima visión de la realidad
chiapaneca, alejada de un verdadero conocimiento de las formas en que
los actores políticos se mueven en el estado, así como los juicios
categóricos que perfilan extraodinariamente una carencia elemental
de un análisis serio y despojado de prejuicios ideológicos. Pero en
fin, ese no es tema de este artículo. El documento presenta las
actividades a realizarse por zonas: Zona de Expansión, Zona de
Defensa y Zona estratégica de Retaguardia. Las últimas dos a partir
de la línea Palenque-Ocosingo- Comitán- Frontera Comalapa hacia el
oeste, en dirección de Tuxtla Gutiérrez. La Zona de expansión de
esta misma línea hacia el este. A partir del 3 de enero de 1998 se
hace público este documento en un medio periodístico de gran
impacto en la vida nacional, seguramente ese número de la revista
Proceso no sólo fue adquirida sino leída y estudiada en el despacho
del gobernador.