sábado, 4 de junio de 2011

La otredad en la novela Salón de Belleza de Mario Bellatín


La otredad en la novela Salón de Belleza de Mario Bellaitn

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

Comencemos diciendo que a Mario Bellatin le importan un pepino las teorías literarias, sobre todo aquellas que pretenden decirnos cómo debe escribirse una novela.

Cada novelista encarna un arte poética que se materializa en el entramado de lenguaje, trama, personajes, etcétera, etcétera, quizá lo único que mantiene Bellatín en su ya amplia obra es la necesidad de comunicarse con el otro, ese otro al que observa a través de su ojo de cíclope narrador.

Bellatín comenzó a escribir a los diez años de edad, cuando decidió hacer un libro sobre perros, en ese mismo instante nació en él la culpa de ser escritor, en primer lugar por aparecer en casa como un testigo de las tareas familiares, un ente que registraba los actos de los otros, y en segundo lugar por entender que su tarea era la más inútil de todas las tareas que pudo haber elegido. Su familia, que no soportaba la idea de un niño espía en casa, trató de disuadirlo, generando el efecto contrario, Bellatín ahora escribía por rebeldía contra esos otros, en las letras se reafirmaba. Aquel libro sobre perros, que nunca fue publicado, constituyó el acercamiento de uno de los escritores más extraños entre los extraños, con la otredad.

He elegido su novela Salón de Belleza para reflexionar sobre esa relación con los otros a través de un análisis que parte de ciertas categorías hermenéuticas.

En Salón de Belleza el personaje principal, se encuentra frente a una dilema ético, aceptar o no a los huéspedes que ocupan mucho tiempo las camas. En medio de la pandemia y la tragedia que ella conlleva, el personaje encuentra una disyuntiva que pone en juego sus principios, ésos que lo llevaron a tratar de ayudar a los infectados. Él ha construido un entramado de reglas que ha prometido no romper; sin embargo, existen situaciones que lo obligan a romperlas, es decir, frente a un imperativo humanitario las reglas deben dejarse aún lado. Su carácter de verdad se hace relativo y es necesario buscar otras formas de acción que sean efectivas para conseguir los objetivos humanitarios. Es por ello que dicho personaje se encuentra en una crisis moral, donde se ponen en juego los principios y valores éticos. Él se debate entre la misericordia como elemento ético y la responsabilidad de cuidar a sus semejantes, sabe que existe un compromiso con el otro, y se entrega a éste aun cuando corre riesgo de contagio.

El carácter ético se presenta al preguntarse ¿Hasta dónde debe practicar sus propias leyes?, Él mismo las creo; pero la situación de crisis lo obliga a replantearse dichas leyes, entiende que la dignidad del enfermo está sobre sus propias normas, así que debe buscar la forma de resolver el problema práctico, aun cuando el verdadero debate es en el terreno de la ética. Él comenzó ayudando a los huéspedes por conmiseración, pero al paso de los días ese elemento moral se transformó en un imperativo categórico de la ética, ahora lo hace por compromiso con el otro.

La expresión estética se convierte en un estímulo ya que ello propicia el diálogo profundo con la obra misma, con nosotros mismos, descubriéndonos un rostro distinto al que creíamos tener, e invitándonos a re simbolizar nuestra realidad. Sitúa el problema, de una disyuntiva ética, al referirnos a verdades éticas, y nos preguntamos si aquellos sistemas rígidos como el de los imperativos categóricos de Kant, son efectivamente viables en la vida real, donde los fenómenos sociales esconden imprevistos éticos, que ponen en predicamento a los humanos frente a la otredad.

La novela tiene un alto contenido simbólico entendiendo que “ lo simbólico es la mediación del espíritu entre nosotros y lo real” (Etxeberría. 41), en éste caso los peces de la novela funcionan como símbolos, que significan mucho más de lo que literalmente se encuentra expresado, el símbolo pez tiene una estructura de significación en un sentido primario, directo, que además designa otro sentido.

En su estructura primaria son los peces en las peceras, la afición por los Guppys y Carpas Doradas, lleva al personaje a crearse un mundo a través de dichos especimenes; pero por una deformación de personalidad, se despoja de tal afición y la cambia inmediatamente por otra, llegando a comportarse de manera cruel, llegando a dejar de alimentar a los peces para que se coman unos a otros.

En su sentido indirecto, secundario, figurado, entendemos que los peces significan la humanidad, una humanidad circunscrita al tiempo-espacio del personaje, como si en un plano distinto de lectura, el personaje fuese una especie de dios que mantiene ese mundo acuático, peces y peceras, peces comportándose como seres humanos, queridos y odiados como humanos, el personaje nos ofrece una lectura de su relación con el mundo y la otredad mediante los peces, él ha arrojado algunos humanos, en el sentido simbólico, al escusado como lo ha realizado con los peces, muy probablemente se refiere en su primer plano de significación al pez madre; pero en otro plano se refiere muy probablemente a su propia madre.

El mito que vemos es la relación del hombre frente a la otredad y sus repercusiones, el mito funciona subordinado al símbolo, presentado formalmente como un relato.

El símbolo de los peces aparecen como un sentido primario, directo; pero al tener contacto con el relato, éste nos lleva a su sentido secundario, donde ya no sólo vemos a los peces viviendo en peceras extraordinarias, sino que además nos indica que hay un significado más profundo, los peces significan algo más, los seres humanos con sus características específicas, las cuales no se reducen a meros hábitos alimenticios, sino que se hace hincapié en sus costumbres, sus psicologías, temperamentos y reglas sociales. El personaje reconoce su difícil relación con los peces, los ama en un tiempo y los obliga a comerse unos a lo otro, en otro momento. Podría decir que los peces representan la vida metafísica de la sociedad, esos hombres y mujeres que se presentarán enfermos a las puertas del Salón de Belleza, el pez evolucionado como personaje en hombre o mujer contagiado, y el personaje se enfrenta a una nueva relación con ellos, ahora los cuida como los cuidó en las peceras; pero no los abandona a la enfermedad, ni hace que se devoren entre ellos, la otredad reaparece en un plano diferente de significación, el símbolo esta frente a su significado en un plano distinto.

El símbolo aparece muy bien integrado al relato, lo cual configura el mito representado en su carácter dramático, los peces cumplen una función simbólica dentro del tejido narrativo, pero también se significan en su carácter de mito, es decir, otorga de sentido de lo que el autor quiere expresar mediante el relato. El autor elige certeramente el mundo de los peces para simbolizar a la sociedad con sus dramas morales, éticos y metafísicos, y en su estructura mítica presenta al personaje como un hombre ejemplar, el “universal concreto de la experiencia humana”, (Etxcheberría. 45). Los peces y su mundo, en su sentido primario, nos remite a otro sentido, donde podemos descubrir la relación con los hombres y mujeres y su mundo, así como la relación de ellos con el personaje. Bellatin escoge el recurso de simbolizar a la humanidad con loa peces y después reencontrarse con los peces muertos y tirados al escusado, convertidos en seres humanos enfermos. El autor sabe muy bien que al usar un símbolo como el pez, que tiene muchas connotaciones bíblicas, el lector no bloquearía su inteligencia, sino por el contrario el símbolo lo provocaría, despertando su interés por indagar en el verdadero significado del relato.

El paralelismo entre los humanos enfermos y la vida de los peces detona en el lector un cúmulo de prejuicios, en muchas ocasiones cuando habla de los unos parece que se refiere a los otros y viceversa. Los prejuicios los englobo en tres: ¿Qué enfermedad enfrentan?, ¿Cuál es la relación verdadera entre peces y humanos? Y ¿Qué mueve al personaje a cuidar a los moribundos? En principio uno puede pensar que se trata del SIDA, al relacionar la actividad del personaje “estilista”, en su salón de belleza, con su preferencia sexual: homosexual.

Estos prejuicios influyen la precomprensión, ya que a partir de esas concepciones, el universo del texto se adapta esa experiencia, es por ello que “la tarea consiste en deshacer los prejuicios, que subyacen en la conciencia estética, en la conciencia histórica y en la conciencia hermenéutica restringida a una técnica de evitación de los malentendidos y superar las enajenaciones existentes en ellos”. (Gadamer.217).

El círculo hermenéutico se presenta como una primera fase de acercamiento al texto, donde es la primigenia situación de la comprensión, prevalecen mis prejuicios más que mis juicios, elementos cognitivos que permiten comenzar la interpretación, gracias a esos prejuicios, se detonó mi necesidad de saber más de lo que literalmente me dice el texto.

El circulo incide al conectar una serie de elementos que desencadenan los propios prejuicios, cuando estamos frente al texto se desarrolla una conectividad con todo aquello que forma parte de la tradición a la que pertenecemos, nuestros prejuicios, mitos, historias etc, se activan y se reinterpretan en el texto, estamos al mismo tiempo ante el pasado que estamos interpretando (el del tiempo narrativo), y el presente interpretante (el momento de leer). El párrafo me vincula a otras lectura: Kafka, Borges, Pirandello, a un mundo regido por la lógica del absurdo.

La comprensión del texto que realicé se encontraba inmersa en su historicidad, no fue una experiencia pura, que se aleje de los factores que me rodean al momento de realizar la comprensión, por el contrario, participaron todos lo elementos propios de mi tradición y la temporalidad en la que realice la lectura, participaron tanto el pasado como el presente en ese momento; en un primer momento creí que se trataba del SIDA, sobretodo por la influencia de la información que tenemos en los últimos diez años sobre el tema; pero posteriormente creí que se trataba de una enfermedad moral, una enfermedad de la humanidad, la perdida de su identidad.

La novela Desde el punto de vista textual aporta elementos de significación interesantes, sin duda compromete al lector a realizar una lectura detenida y cuidadosa, en su nivel de texto, sin ir al subtexto, nos encontramos con un contenido que conduce a las disquisiciones morales y éticas del personaje frente a la otredad, cómo el ser humano se enfrenta a una situación límite y cómo su propia conducta tiende a sufrir cambios inesperados:“Tengo que regentar este Moridero. Debo darles una cama y un plato de sopa a las víctimas en cuyos cuerpos la enfermedad ya se ha desarrollado. Y lo tengo que hacer yo solo”. (Bellatin,1995:10). El personaje comienza teniendo una actitud deshumanizada con respecto a sus peces y los seres humanos, posteriormente su marco ético se transforma y las circunstancias lo conducen a comprometerse a la ayuda de los infectados.

El texto nos presenta un mundo deshumanizado, una realidad en la que el ser humano se reduce a cosas, entes, que por la enfermedad se encuentran en una verdadera situación de vulnerabilidad, este mundo gris y lleno de desesperanza nos muestra como un individuo que con anterioridad era deshumanizado, y que conducía su vida por los caminos de la diversión:“Para lo que tampoco tengo fuerza es para salir a buscar hombres en la noche. Ni siquiera en verano, cuando no es tan malo tener que vestirse y desvestirse en los jardines de las casas cercanas a los puntos de contacto que se establecen en las grandes avenidas”,(Bellatín,1995:9), se transforma para ayudar a los demás.

El texto nos plantea en su primer grado de significación una historia hasta cierto punto sencilla y simple, que conforme se desarrolla se va complejizando, el autor problematiza la trama con la inclusión de situaciones límite que obligan al personaje a transformar su propio mundo en la medida que el mundo exterior también se transforma, hasta en un mundo sin esperanzas surge una intención de ayuda, una llama pequeña de esperanza.

El texto dice mucho y al potenciar los prejuicios, sin transferir automáticamente nuestros propios prejuicios, pero sí ampliando nuestra visión de la realidad a través del texto, sin duda nos encontramos en la dicotomía ética del personaje, su necesidad de ser útil a la sociedad, más allá de sus propias reglas, previamente establecidas, así mismo su concepto de verdad se transforma y entiende que dicho concepto acepta modificaciones y puede transformarse.

2 comentarios:

Belén Agüero dijo...

Muy interesante el análisis!

Belén Agüero dijo...

Muy interesante el análisis!