miércoles, 21 de mayo de 2008

Borges en su reflejo DOS



Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

En la república de las letras hay escritores que son queridos además de admirados. En mi caso muchos son queridos y admirados a un tiempo, pasan a formar parte de mi panteón personal, una suerte de amigos entrañables que siempre estarán con nosotros.

Onetti, Revueltas, Cortázar, Víctor Hugo, Sabato, Arreola, Rimbaude, y un largo etcétera son mis amigos admirados y queridos; sin embargo están los otros escritores, aquellos a quienes no queremos pero admiramos, ya sea por no representarnos en su vida personal o llegaron a nuestras vidas en momentos poco claves o simplemente no coincidimos del todo con algunas de sus opiniones u obras, es importante señalar que en muchas de las ocasiones, las razones son más caprichosas de lo que nosotros mismos nos damos cuenta.

Borges es uno de esos escritores que muchos lectores admiramos y respetamos; pero no llegamos a querer. En ocasiones los más queridos no necesariamente son los mejores. A Borges comencé a leerlo muy joven, en plena adolescencia, sus cuentos siempre me gustaron, sus poemas no mucho y sus ensayos emitían cierta atracción mágica, aun cuando leí pocos y no los entendí del todo.

Considero que Borges es de esos autores que no hay que leer de niño o adolescente, como todos sabemos su lectura nos exige un grado especial de vigilia, estar empapados de vida, lecturas y sobre todo tener la capacidad de disfrutar la maravilla en que se convierte el lenguaje en sus trabajos. La significación de los textos borgianos son polisémicos, jamás nos atreveríamos a analizar un cuento o poema desde la literalidad.

Borges está más cerca del cerebro que del corazón de sus lectores, con esto no quiero decir que no existan algunos que amen a Borges, conozco a un tipo que lo quería tanto que una tarde se llevó todos mis libros de Borges para ya nunca regresármelos: “Al fin, tú quieres más a Cortazar”, me espetó una noche de discusión libresca.

Con la publicación del Borges de Bioy admiro más al escritor, y no dejo de sentirme incomodo con el ser humano, siempre se nos dijo que era un erudito de otra época, un ángel, un ser asexuado que poco contacto tenía con la burda y ruin vida cotidiana. Nada más alejado de la realidad, ahí vemos a una persona extremadamente sabía, que igualmente planeaba una carta contra Sabato, criticaba la fealdad de algunas mujeres y se perdía en chismes de barrio, incluso aparece diciendo cosas vulgares, inscrita su vulgaridad en la consabida tradición del peladito, no puedo resistirme a compararlo con Mozart, aquel música-mago, quien compusiera obras exquisitas; sin embargo, su deleitable correspondencia sonrojaría al más pintado de los chafiretes.

Bioy nos presenta a un hombre de carne y hueso, humano, en ocasiones demasiado humano, lo cual en lugar de restar importancia a la obra y pensamiento de Borges, lo amplifica, descubriéndonos un rostro más del infinito reflejo de aquel escritor que soñó la eternidad representada en un laberinto.

Algunas opiniones de Borges esgrimidas en entrevistas y conferencias fueron la causa de que algunos de sus lectores tomaran distancia. Durante la dictadura de Videla muchos fueron los desaparecidos, ante esa situación Borges hablaba con una ingenuidad poco creíble en un pensador de su nivel: “…ahora último se han acercado a mí personas que me cuentan de familiares desaparecidos, miles, y me piden que interceda por ellos; yo desgraciadamente nada puedo hacer, pues sólo soy un anciano con muy pocas fuerzas”, todos sabían que Borges fue uno de los intelectuales más entusiastas del gobierno de Videla. Alguna vez afirmó que no entendía cómo un hombre como Schopenhauer podía ser tan servil y dócil ante Hitler, muchos se preguntaban lo mismo respecto a la relación de Borges con las dictaduras latinoamericanas.

Siempre he pesado en Borges como en uno de los pocos sabios que ha dado la lengua castellana; sin embargo, cuesta entender que alguien con dicha cualidad, se dejara engatusar tan fácilmente por gente que bien podría pasar como estúpidos. Borges reflexionaba sobre el pueblo alemán en el mismo sentido: “Wells creía que la educación podía salvar el mundo, pero Eliot decía muy cuerdamente: “¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento? ¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en información?”. Yo no veo otro camino para adquirir sabiduría, sino el camino del conocimiento y la información, y sin embargo, si hay un país donde se ha dado esta dupla maravillosa de conocimiento e información es precisamente en Alemania, y es ese el país que puede dejarse engañar por el pensamiento de un hombre tan pueril como Hitler. Es una contradicción insoportable, pero real”.

Una de las declaraciones más sorprendente y al mismo tiempo decepcionante que he leído de Borges, es aquella en la que se refiere a los negros y los gauchos, su postura es ultra conservadora y por qué no decirlo raya en cierta ideología fascista, sobre todo no hay argumentos reales, desaparece el hombre erudito para confundirse con la masa, que tanto despreciaba, uno puede leer esa declaración como si la hubiese dicho algún finquero, terrateniente o autoritario dictadorzuelo de estas tierras chiapanecas, cuando se refieren a la población indígena. Borges dice: “Los negros me resultan insoportables. Los norteamericanos cometieron un grave error al educarlos. Cuando eran esclavos eran como niños, felices y menos molestos que lo que son ahora. La libertad de que ahora hacen gala es una culpa de la gente de Estados Unidos”. Impresionante, nos deja mudos, y en verdad no se trata de expresar algo políticamente correcto o no, muchas de sus opiniones respecto al pueblo, las masas, el comunismo son inteligentes y justas; pero esto, desde cualquier punto en que lo veamos es una estupidez.

Los cuentos que menos me gustan de Borges (si es que realmente no me gusta alguno), son los que tienen como protagonistas a los cuchilleros, aun que reconozco que ahí están también algunos de los mejores que escribió, Borges sentía una atracción sincera por la vida de estos hombres, su poesía y hasta sus ensayos los tratan y retratan, no sólo con respeto sino abierta admiración. Sin embargo Borges afirma: “Eran unos brutos que no sabían leer ni escribir y menos sabían aun para quien estaban luchando. Si todavía se les recuerda, es que hubo gente culta que escribió de ellos”.

En una entrevista se le pregunta a quema ropa por qué había apoyado al gobierno dictatorial de Pinochet, a lo que responde: “Respecto a mi apoyo a la junta de Gobierno de Chile, yo lo declaré por razones emocionales más que de formación”. ¡¡¡Qué!!! Esa no es una respuesta a la altura de la pregunta y mucho menos del cuestionado.

Difícil tarea para un lector apasionado, entregarse a un autor tan contradictorio; sin embargo quienes amamos el arte de escribir difícilmente podemos resistirnos a sus magistrales creaciones, afortunadamente la obra está más allá del hombre.

1 comentario:

Melqui dijo...

En realidad es un tema interesante y por todos lados debatible. Borges (he leído poco) es una manera inteligente de construir textos literarios y muy refinado en este arte, hasta cierto punto (me parece) inalcanzable por algún otro hispano-escritor, es la culminación de la palabra en sus fines últimos. Pero en su vida, que no es más que una ubicación en el contexto de sus obras, quizá haya sido de ideas y declaraciones inesperadas y no concordantes con su calidad en el uso del lenguaje. Esto de conocer su vida no es más que un accesorio, me hubiese gustado que abordaran en algún momento la causa que le impidió ganar el Nobel (no sé cuantos merecía). En fin, alguien tiene que tratar este tema aunque no sea estrictamente literario, pues la herencia de borges es magnánima y mas que de gustos se trata de el encuentro con lo mágico que puede alcanzar nuestra lengua.
He iniciado un blog, con textos (la mayoría míos), soy de Chiapas y he de decir, que soy apenas un aprendiz de lector y aún más en escribir, Así es que ya disculparán la falta (quizá) de claridad en este comentario.