Por: Ramírez Heredia, Rafael
Durante muchos años, Chiapas fue considerado como un territorio de poetas, por supuesto que para afirmarlo había tela de donde cortar ya que la poesía y sus seguidores son y han sido pan diario en las tierras del sur y la prueba está en la cantidad y calidad de quienes ejercen
ese género, y cuyos nombres, brincan desde todos los puntos de la entidad.
Parecía que la narrativa siempre iba a estar debajo de los poetas y salvo las conocidas excepciones, la literatura chiapaneca era un alud poético donde por más esfuerzos, los narradores tendían a naufragar.
En los últimos años poco a poco la tendencia ha ido emparejando a los que cultivan la prosa. Marco Aurelio Carballo, Óscar Palacios, Jesús Morales, Jorge Mandujano, Fernando García, José Martínez, Alejandro Aldana Sellschopp entre otros, han alzado la voz para demostrar que en Chiapas también hay narradores.
Uno de ellos es Héctor Cortés, nacido en Finca El Ciprés, Villaflores, en el año de 1961, quien aparte de ejercer el periodismo cultural y la dramaturgia, es un narrador al que se le debe tomar en cuenta.
Publicado hace poco más de un año, de este autor apareció una breve e intensa novela titulada Beber del espejo por cuyas páginas desfilan una serie de personajes que si bien parecen sobrevivir en un lugar que tiene rasgos chiapanecos, su universalidad nos acerca a un mundo donde giran los vientos polvosos, los caballos que forman parte de la vida cotidiana, las venganzas, los amores rotos, las pasiones en torbellino, pero sobre todo, la técnica narrativa en donde se impulsan voces en varios planos, situaciones diversas que permiten al lector fugarse dentro de un universo polifónico donde la clave consiste en llevar al activo cómplice, que en este caso es el lector, a través de las palabras que conforman el hecho narrativo que con gusto festejamos los que hemos tenido la fortuna de leer esta novela.
ese género, y cuyos nombres, brincan desde todos los puntos de la entidad.
Parecía que la narrativa siempre iba a estar debajo de los poetas y salvo las conocidas excepciones, la literatura chiapaneca era un alud poético donde por más esfuerzos, los narradores tendían a naufragar.
En los últimos años poco a poco la tendencia ha ido emparejando a los que cultivan la prosa. Marco Aurelio Carballo, Óscar Palacios, Jesús Morales, Jorge Mandujano, Fernando García, José Martínez, Alejandro Aldana Sellschopp entre otros, han alzado la voz para demostrar que en Chiapas también hay narradores.
Uno de ellos es Héctor Cortés, nacido en Finca El Ciprés, Villaflores, en el año de 1961, quien aparte de ejercer el periodismo cultural y la dramaturgia, es un narrador al que se le debe tomar en cuenta.
Publicado hace poco más de un año, de este autor apareció una breve e intensa novela titulada Beber del espejo por cuyas páginas desfilan una serie de personajes que si bien parecen sobrevivir en un lugar que tiene rasgos chiapanecos, su universalidad nos acerca a un mundo donde giran los vientos polvosos, los caballos que forman parte de la vida cotidiana, las venganzas, los amores rotos, las pasiones en torbellino, pero sobre todo, la técnica narrativa en donde se impulsan voces en varios planos, situaciones diversas que permiten al lector fugarse dentro de un universo polifónico donde la clave consiste en llevar al activo cómplice, que en este caso es el lector, a través de las palabras que conforman el hecho narrativo que con gusto festejamos los que hemos tenido la fortuna de leer esta novela.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario