jueves, 30 de mayo de 2013

El ensayo en Octavio Paz: Poeta con vocación crítica 3


El ensayo en Octavio Paz: Poeta con vocación crítica 3

Por: Alejandro Aldana Sellschopp.
                                                                         Para: Luz y Emiliano


En 1968 Octavio Paz traza sus directrices ideológicas y críticas, se convierte en uno de los intelectuales más importantes de América Latina. El amplio espectro de sus inquietudes estéticas nos revelan un espíritu de y para el conocimiento, su obra constituye un corpus de extrema ambición, desde sus primeros libros se empeñó en tocar el absoluto, formular un todo orgánico que trataba de armonizar una pluralidad de discursos: el de la filosofía, religión, erotismo, arte, política, historia, etcétera; para ello fue necesario que incursionara magistralmente en una diversidad de géneros: la poesía, ensayo, cuento, prosa poética, dramaturgia, tan sólo le faltó escribir, como a Borges, una novela para completar su ciclo creador.
         Octavio Paz supo que un poeta no podía circunscribirse a las limitaciones espacio-temporales, que debía pensarlo todo, sentirlo todo, más allá de geografías y lenguas,  reventar de vida en cada acto y en cada poema. Uno de sus primeros poemas, escrito a sus dieciséis años, dice: “No buscaba nada ni a nadie, buscaba todo y a todos”; en esa búsqueda el joven Paz lee con febril pasión a: Dumas, Constant, Balzac, Galdós, Dostoievski, Tolstói, Turguéniev, sigue con entusiasmo a poetas como: Quevedo, Lope, Calderón, Mariano José de Larra, los románticos, y algunos años después en la revista Contemporáneos se encuentra con T.S Eliot, Saint-John Perse, James Joyce, y muchísimos poetas más.
         Paz se convirtió en un mexicano universal, en su obra al igual se ocupa de los problemas de México como los de América Latina; pero también se interesa por la historia, política, arte y religión de países Orientales y Occidentales, partiendo de la idea de que todos los hombres de la historia han luchado contra situaciones que rebasan su carácter particular o local, pues son parte consustancial a la condición humana. Por ello al analizar a México o América Latina lo primero que hace es situarlos en la historia, nos convierte en contemporáneos del mundo. 
            Como apunté en líneas anteriores Octavio Paz tuvo dos actividades fundamentales: poeta y ensayista. Sus lectores y críticos debaten sobre cuál de las dos empresas fue donde Paz se muestra con mayor maestría; es interesante observar cifras proporcionadas por la revista La Tempestad (2008), que en un censo de 2007, nos dice que Octavio Paz es un escritor que vende muchos libros, de sus cinco títulos más vendidos cuatro son de ensayo y uno de poesía: El Laberinto de la Soledad ( ha vendido desde su aparición en 1950, a 2007, la espeluznante cantidad de cien millones de libros), La Llama Doble (Publicado por primera vez en 1993, ha vendido 193 mil ejemplares), Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe (Publicado en 1982, un año después de que a Paz se le otorgara el Premio Cervantes, ha vendido 200 mil ejemplares), Vislumbres de la India (Ha vendido 72 mil ejemplares), y ¿Águila o Sol? (Libro de poemas en prosa, va por su tercera edición). Es significativo que de los cinco libros, sólo uno es de poesía. Y es que como afirmó Paz al referirse a los pocos lectores de Xavier Villaurrutia: “En la época moderna la poesía no es ni puede ser sino un culto subterráneo, una ceremonia en la catacumba” (Paz,2003:83).

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