miércoles, 28 de mayo de 2008

Crítica frente al espejo UNO



Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

François Mauriac escribió: “Un mal artista puede llegar a ser un buen crítico por la misma razón por la cual un pésimo vino puede llegar a ser un buen vinagre”, la sentencia es contundente; sin embargo considero que no es exacta, muchos críticos en principio quisieron ser artistas, un grupo más reducido son buenos críticos y no necesariamente buenos artistas.
Mucho se ha discutido sobre la utilidad de la crítica, algunos incluso han llegado a considerar al crítico como el centro del proceso de la creación, por absurdo que parezca los críticos generalmente son más egocéntricos que los artistas, que ya es decir mucho.
En las comedias de Aristófanes encontramos algunos consejos de cómo escribir versos, sin embargo el enfoque es más práctico que teórico. La verdadera visión teórica está en principio en Platón, lo cual no deja de ser una paradoja, él es sin duda el más poético de los filósofos; pero al mismo tiempo es el primer detractor de la poesía. Aun cuando muchos quieren negarlo su influencia fue determinantes en varias etapas de la historia de la literatura, San Agustín se basó en sus argumentos para justificar la censura que la iglesia católica ejercía contra las artes. Aun más sorprendente es constatar que muchos de las teorías de regimenes totalitarios (fascismo, comunismo), también recurrieron a Platón para sustentar teorías excluyentes y limitadoras del arte.
Platón llega a una conclusión: La poesía es un peligro. La Atenas de aquellos años vivía sus últimos años de esplendor, un círculo de hombres que se valían de cualquier argucia para gobernar, entre ellas la retórica e incluso la demagogia. Los poetas eran magos en el uso de las palabras, nadie (mucho menos Platón) negaba que los poetas eran seres inspirados, precisamente por ello debían ser desterrados.
En el famoso diálogo de Ion, Platón expone con claridad sus ideas: “El poeta es un ser alado, ligero y sagrado, incapaz de invención alguna mientras no lo hayan inspirado y se encuentre fuera de sí, momento en el cual su mente ya no le pertenece”. Es aquí donde muchos de nuestros malos poetas encuentran un momento de felicidad, ya que consideran que la creación tiene como fuente la inspiración y ellos simplemente se convierten en un canal u objeto de la divinidad.
Platón asemeja a la inspiración con la locura, los poetas son locos; por lo tanto: no podemos confiar en ellos. Partiendo del idealismo platónico: La realidad existe únicamente en el mundo de las Ideas, sus representaciones en el mundo de las cosas (res) es mera imitación, quién describe o escribe acerca de una de esas representaciones, en realidad muestra una sombra de una sombra; luego entonces seríamos muy ingenuos al creer en ello.
Platón escribe: el poeta es “un ser inferior que casa con otro ser inferior y tiene descendientes inferiores”. Si un ciudadano tiene un problema de orden moral o ético debe recurrir al filósofo o con cualquier otro; pero jamás con el poeta. Como ejemplo nos dice que revisemos a Homero y echemos u vistazo cómo trata a los dioses, estos son envidiosos, toman partido, se juegan venganzas, provocan el mal (si dios es bueno no puede generar el mal, si genera el mal deja de ser dios pues la bondad es uno de sus atributos), hacen berrinches; como ven trata a los dioses de manera muy similar como es tratado el dios judío-cristiano en el viejo testamento.
La vena platónica que ha servido a los totalitarismos como justificación se hace más evidente en el siguiente párrafo de La República: “…si un poeta escribe sobre la guerra de Troya o de algún otro tema familiar, debemos impedirle decir que se trata de obras de Dios o, si de Dios son, habrá de dar alguna explicación del tipo que estamos buscando; afirmará que Dios hizo lo justo y lo correcto y que aquellos seres mejoraron a causa del castigo. Al poeta no debe permitírsele decir que quienes reciben un castigo sufren y que Dios es el autor de ese sentimiento; sí se le concederá decir que los perversos sufren porque requieren un castigo y que se benefician cuando Dios los castiga”. Inmediatamente nos traslada a cientos de discursos de la iglesia católica al referirse a ciertas obras de arte que considera perniciosas para la humanidad; pero también, sustituyendo la palabra dios por el de gobierno, Estado, instituciones, en regímenes fascistas, los nazis se expresaban en términos parecidos, y por supuesto a la parte negra del comunismo.
Quiero dejar en claro que Platón sustenta su teoría a pesar de que él mismo era un poeta, además sus argumentos se fundamentaban con mayor precisión desde un punto de vista filosófico; desgraciadamente sus palabras sirvieron para encontrar un asidero en los filósofos clásicos y así justificar una visión totalitaria del mundo.
En un párrafo nos deja muy claro su amor-odio: Cuando el poeta llegue a la ciudad “debemos postrarnos ante él y adorarlo porque es un ser dulce, sagrado y maravilloso. Mas a la vez debemos informarle que en nuestro Estado no se permite la existencia de seres como él: la ley lo prohíbe. Así, en cuanto lo hayamos ungido con mirra y hayamos puesto en su cabeza una guirnalda de lana, lo expulsaremos, para que vaya a otra ciudad”. Con palabras dignas de un poeta, nos dulcifica la situación; pero es muy enfático al señalar que el poeta debe ser expulsado.
Platón deja en claro que La República o su Estado no se quedará sin poetas, existirán siempre y cuando escriban conforme lo estipulen los gobernantes, hoy en día cualquier creador se revelaría contra algo así, nadie puede ungirme como policía de la creatividad, aun cuando de facto conocemos a muchos: editores, profesores, telleristas, seudo-críticos, el gobierno, directores de periódicos, radio y televisión, etc, etc.
Platón nos dice que la música servirá para (es decir el arte es útil, sirve para algo) impulsar los ejercicios militares, los himnos le rendirán tributo a los dioses y los héroes (de aquí parten muchos que exigen el tono alto en los poemas a cualquier precio); sin embargo no cualquiera podrá ser poeta, su elección no será con base a sus capacidades estéticas, más bien considerando otros atributos, así lo señala en Las Leyes: “Y que los poetas celebren a los triunfadores-mas no cualquier poeta, sino aquel que, en primer lugar, tenga por lo menos cincuenta años; además, no deberá tratarse de alguien que, si bien poseedor de dones musicales y poéticos, jamás en su vida haya llevado a cabo un acto noble o ilustre; quienes en nuestro Estado sean buenos y a la vez honorables, creadores de actos nobles-canten sus poemas, aun que no sean estos muy musicales. Y que la valoración de tales poemas esté en manos de quienes instruyen a la juventud y de los otros guardianes de las leyes, quienes les concederán este privilegio dándole sólo a ellos la libertad de cantar. (…) además, nadie podrá cantar una canción que no haya sido aprobada por los guardianes de la ley, aunque su melodía sea más dulce que las canciones de Tamizas y de Orfeo…”

3 comentarios:

La vida de los otros dijo...

Supongo que es ironía platónica, pero la cita al final, en la parte justificatoria que habla de "que la valoración de tales poemas esté en manos de quienes instruyen a la juventud y de los otros guardianes de las leyes", etcétera, contrasta con tu apreciación de la "policía de la creatividad": en la valoración de las bellas y eufónicas letras simplemente se cambia de jueces, pero sigue habiendo jueces, y no se sustituyen por otros necesariamente lúcidos. Ahora que, recordando lo que entendían por "instruir a la juventud"...

En fin, buen texto. Hay muchos seudocríticos sueltos; deberían sodomizarlos. Un reproche: te faltó citar a Rafael Lemus (acabo de descubrirlo la semana pasada), paradigma de paradigmas.

Saludos.

A. dijo...

Hola Alejandro, cómo ha ido la vida?
Saludos desde acá.

Ignorante Ilustrado dijo...

Hola Antonio Ramos, disculpa que te conteste por este medio pero no tengo tu correo electrónico. Aquí todo bien, estoy por editar dos libros más de la colección que ya conoces y estoy por meter dos más a la imprenta. Cómo estas tú, cuándo volvemos a presentar uno de tus libros? Leíste mi novela Nudo de Serpientes? Bueno Un saludo.