miércoles, 4 de junio de 2008

Crítica frente al espejo DOS



Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

Platón es el padre de los críticos literarios, es el primero que puso en la mesa una teoría sobre la creación artística, de ahí se desprenden varios de los problemas más importantes de la crítica literaria, y si esto fuera poco también dejó escuela, es precisamente su alumno más destacado quien se dedicará a tratar de resolver los cuestionamientos de Platón.
Aristóteles vive en una Atenas muy diferente a la que tanto le preocupaba a su maestro, ahora se convertía en una nación de segundo orden, Aristóteles deja de lado las preocupaciones políticas y se concentra en el estudio de otros temas, la creación artística es uno de ellos, y sin apartarse de las ideas fundamentales de su mentor, busca nuevos caminos para conocer los fenómenos que le interesan, para analizar la composición y sus problemas usa un método muy parecido al que había utilizado en sus investigaciones sobre algunos especimenes biológicos.
Aristóteles escribe su Poética como una forma de rechazar las normas absolutas en el arte, la paradoja es que durante muchísimos años las ideas vertidas en ese tratado se convirtieron en reglas inamovibles, y aun cuando nos parezca ridículo, hoy en día hay críticos que estudian textos teniendo como base única a las consideraciones aristotélicas.
Aristóteles llega a la conclusión que la poesía épica, la tragedia, comedia, la poesía ditirámbica y la música se parecen en que todas imitan, el poeta imita a los hombres, quienes pueden ser mejores o peores a nosotros. Para él la poesía tiene dos razones de ser: la primera es que el hombre es un imitador y que goza imitando, y la segunda es el placer que nos proporciona la armonía y el ritmo. Como ven en los dos puntos a favor de la poesía encontramos el placer como elemento importante.
A diferencia de Platón que creía que los placeres proporcionados por el ritmo y la imitación eran peligrosos, Aristóteles se limita a decirnos que tanto la imitación como el ritmo son naturales, no juzga si son buenos o malos. En lo que sí coinciden rotundamente es en considerar que en una obra mientras más elevado sea el asunto, más elevado el poema: “Los espíritus dignos imitan las acciones nobles y las acciones de los hombres buenos. Los de naturaleza más trivial imitan las acciones de personas bajas, al principio componiendo sátiras, tal y como los anteriores hicieron himnos a los dioses y en alabo de los hombres famosos”. Como sabemos con el paso del tiempo estas ideas cambiaron, aun cuando de alguna manera muchos de los resortes del gusto se basan en las ideas estéticas de Platón y Aristóteles.
Sin embargo quedan algunas dudas en lo escrito por Aristóteles, ya que él opina que siempre encontraremos placer en la imitación, siempre y cuando ésta sea buena, independientemente del objeto imitado; por lo tanto, si escribo un poema sobre gente común, y está compuesto de manera eficiente, lo que obtendremos será tan placentero como si tratase sobre los hechos heroicos de los libertadores de la patria.
El pensamiento platónico se resiste a desaparecer en la obra de su alumno, quizá por ello Aristóteles califica de la siguiente manera a la comedia: “Una imitación de personajes de naturaleza baja, aun que no en pleno sentido de la palabra malo, pues lo ridículo es simplemente una subdivisión de lo feo”.
Entre todas las aportaciones realizadas por Aristóteles, la más importante es la idea de forma. En esto va más lejos que Platón, ya que para él la poesía era lo mismo que el asunto o el tema, Aristóteles marca una diferencia entre tragedia y vida, diciéndonos que la primera tiene comienzo, nudo y final, además todas sus formas se relacionan entre sí de forma lógica, es impresionante como mucho del pensamiento básico con respecto a la creación de hoy en día tiene su origen en Aristóteles, me ha tocado impartir talleres a profesores de secundaria, y en el momento que les planteo escribir un cuento que no se estructure de forma clásica: principio, nudo y final, se han negado rotundamente, ¡¡blasfemia!!, gritan otros, jamás cometerían tal error, y mucho menos transmitirían tal aberración a sus amados alumnos, y uno no deja de preguntarse: ¿cómo ha logrado la SEP mantener a sus maestros en tal situación de ignorancia?
Aristóteles toma el toro, perdón el centauro, por los cuernos y responde a Platón, se convierte en el Ion del famoso diálogo y responde aquella idea de que el poeta comete errores cuando habla o escribe sobre un oficio o arte que no es el suyo, ¿quién está mejor dotado para habar de pesca: el pescador o el poeta?, Aristóteles responde espléndidamente al decir que la norma de lo correcto es diferente en la vida y en la poesía, el error se presentará cuando el poeta sea incapaz de imitar.
Así al final de este capítulo podemos decir que Platón hizo el más brillante ataque a la poesía y su alumno Aristóteles realizó la más brillante defensa. Ellos son los verdaderos jugadores de este largo juego de ajedrez, posteriormente sólo se intercalaran jugadores pequeños quienes estarán guiados por estos dos gigantes.

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