domingo, 15 de junio de 2008

Un historiador con vocación literaria




Alejandro Mijangos


Un nuevo directivo en la UNICACHRené Correa Enríquez es el actual coordinador de la licenciatura en Gestión y Promoción de las Artes de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Es licenciado en Historia y tiene la maestría en Letras Latinoamericanas por la UNAM.




Pronto se integrará al posgrado en Ciencias Humanísticas del CESMECA con un proyecto de tesis que abordará la figura discursiva del indígena dentro de la literatura narrativa y la historiografía chiapaneca del siglo XX. Su propósito es detallar cómo los historiadores y literatos, luego de haber convertido al indio en un objeto de estudio o creación artística recurrente, han terminado por construir un estereotipo denigrado de este sujeto, un individuo denostado frente a los mestizos.René Correa forma parte también del Comité Editorial de la revista Lacandonia. En ella ha publicado un artículo sobre las relaciones entre literatura e historiografía, un tema que ha sido el leit motiv de su vocación.Sus proyectos de carácter editorial comprenden además la edición crítica de la novela Florinda, de Flavio Paniagua, un compromiso adquirido con el ex rector Jesús Morales Bermúdez luego de una consulta que éste le hiciera sobre la calidad de las ficciones de contenido histórico en Chiapas. Correa ha declarado no estimarla como una obra fenomenal, pero dentro del conjunto de libros de Paniagua, rescata Florinda por ser la mejor elaborada en tanto producto narrativo sujeto a la normativa literaria.El puesto administrativo que hoy ocupa lo obtuvo después de tres años desempeñados en la docencia y gracias a la promoción que el director de Artes Julio Pimentel y el Dr. Amín Miceli le hicieran con base en la calidad de su trabajo y la entrega que hasta este día ha demostrado a la universidad.La escasa formación lectora detectada entre sus alumnos chiapanecos le ha dejado un resabio de amargura a la par que una lección de paciencia y tenacidad. Son chicos muy trabajadores, dice, pero la mafia entre sindicatos de maestros de nivel básico y sus permanentes huelgas y paros han deformado a estos jóvenes desde muy temprana edad. Y puntualiza: “He tenido estudiantes de primer semestre que no saben hilar un solo párrafo. Muchos nos acusan a los formados en Letras que todo queremos verlo desde la habilidad lectora. Sin embargo, ésa es realmente la base de cualquier desarrollo intelectual. Escribes como piensas, y si tu sintaxis es mala tu pensamiento entonces es desordenado. Tu escritura muestra tu manera de ver el mundo”.Como coordinador de Gestión y Promoción de las Artes tiene como objetivo inmediato situar la licenciatura en el nivel 1 de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) a través de la consolidación del cuerpo académico (“urge que dispongamos de una plantilla definitiva de profesores de tiempo completo”), propuestas de especialidad y modalidades alternativas de titulación como la formación de carpetas testimoniales donde se registren todas la actividades de gestión y promoción culturales realizadas por los estudiantes a lo largo de su estancia en la universidad —esto último tomando por modelo algunas licenciaturas de la UAM que tienen como opción de titulación la trayectoria académica de los egresados.“Quisiera también hacer particular énfasis en el asunto de la gestión y la promoción, porque nuestros jóvenes toman cursos relacionados con la creación artística, algo que por supuesto no desapruebo pero que tampoco es la médula de nuestro plan de estudios. Ellos están aquí para aprender a difundir obras con valor artístico, y no para crearlas forzosamente”.El aterrizaje a la selva chiapanecaRené Correa había visitado antes el estado atraído por su belleza turística. No se traslada definitivamente a San Cristóbal de Las Casas, donde reside desde hace tres años, sino hasta que un ex compañero de la Facultad de Filosofía y Letras, originario de Yajalón, le habla sobre universidades públicas jóvenes como la UNICACH, que tenían la necesidad de contratar a catedráticos debido a su reciente creación. Para entonces él ya “estaba harto de vivir en el corazón de la Ciudad de México, harto de las poses, de la rapiña desatada por pequeños puestos, del estruendo, del humo y del vértigo”. Aquí lo recibe la Mtra. Ana María Rincón, a la sazón coordinadora de la Licenciatura en Historia. Comienza impartiendo la asignatura “México Siglo XX” y con el paso del tiempo se desplaza a la Escuelas de Artes con materias como “Metodología de la investigación” e “Historia de la cultura”.René Correa no duda en masticar por enésima vez el cliché al referirse al estado: “Chiapas posee una riqueza cultural enorme”. A Chiapas debe asimismo el título y contenido de su tesis de maestría: “La narrativa chiapaneca: otra mirada a la historia”. El interés por la entidad es relativamente reciente. No lo es su amor por la historia, la literatura y sus mutuas relaciones.Años formativos: de Sanborns al Reader’s DigestAl igual que muchos de sus ídolos literarios, entre los que figuran con especial brillo los autores “procedentes de las bases de la sociedad, obligados a ganarse el pan mediante diferentes chambas y capaces de mandar al carajo todo”, René Correa ha enriquecido su curriculum con oficios varios: desde la estadía en Sanborns hasta la colaboración como freelance en revistas como el Reader’s Digest, Cinefagia o La pluma del ganso. “En un principio me encargaba de investigar temas que sirvieran como base para artículos relacionados con América Latina. Luego me encomendaron la redacción de gacetillas y anecdotarios que aparecían en la parte inferior de las páginas del Reader’s Digest”.Al mismo tiempo, y aún en el DF, aprovechaba su tiempo libre para asistir a cursos y talleres de creación literaria. En 2001, como prueba de que la inversión de tiempo y dinero en estos pasatiempos no había sido en balde, obtiene el segundo lugar en el concurso de cuento Acatlán con el texto “El indio no tiene la culpa”, antecedente literario de la tesis de posgrado que ahora proyecta en el CESMECA. En su relato se dirime claramente el antagonismo social entre un argentino arrogante, seguro de una identidad europea exiliada en América, y un indígena al que desprecia.Del 2002 al 2003 se desempeñó también como docente en el Claustro de Sor Juana, donde impartió clases de “Historia” a estudiantes de Gastronomía, “Ciencias de la cultura”, “Teoría de la cultura” y “Hermenéutica”, y en el Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe, a nivel bachillerato, las materias de “Historia” y “Redacción”.A partir de entonces, todos sus menesteres se concentraron en la investigación y docencia y tuvieron como foco de atención los estudios históricos y literarios, o más específicamente narrativos. Años antes su tesis de licenciatura había tenido por título “México: la visión de Malcolm Lowry”, un documento con el que demostraba la posibilidad de ejercer su profesión de historiador sin recurrir al archivo pero, principalmente, sin dejar de lado la vocación literaria que adquirió cuando, pequeño, su hermano le diera a leer “Los motivos del lobo“, de Darío. Paseos por la narrativa chiapaneca, libro en vísperas de publicarse este mismo año por el CONECULTA, confirma su afición por las letras: “Se trata de un libro de crítica literaria de mucha pertinencia a nivel estatal. Chiapas presume sus poetas pero no existe una tradición reflexiva de apreciación a lo producido en la entidad. Mi trabajo de investigación aborda algunos de los narradores chiapanecos más connotados con base en el análisis estructural del relato abanderado por teóricos como Humberto Eco, Roland Barthes, Rosa Aurora Pimentel y Helena Beristáin”.“Chiapas aún no tiene un novelista que lo represente”Su novelista predilecto es Umberto Eco, y en México, a nadie rinde mayor culto que a Fernando del Paso. Él mismo prepara una novela histórica situada en Chiapas durante la época de la Colonia. “Los críticos se apresurarán a decir: otra más. Pero lo cierto es que el tipo de novela histórica que yo siempre he tenido en mente se aproxima más a las concebidas por Eco o Del Paso que a esos estereotipados productos que se arrogan el adjetivo histórico solamente por incluir personajes de siglos pasados. “Para mí una genuina novela histórica es aquélla que a partir de su composición y el juego lúcido de instrumentos narrativos como la temporalidad y el espacio te plantean un problema histórico. “Voy a darte un ejemplo: en El nombre de la rosa Eco se permite hacerse contemporáneo de un filósofo de otra época. Cualquier historiador puntilloso que acuda al texto salta y apunta el anacronismo citado como inadmisible. “¡Eco rompe con la verosimilitud!”, clamaría. No obstante, la novela de Eco en realidad está planteando una problemática de carácter histórico incontestable que es este vigilar y castigar, por decirlo de algún modo, de la iglesia católica. “Es en este sentido también que una novela catalogada dentro del boom hispanoamericano como Cien años de soledad es susceptible también de una lectura historiográfica que la interprete como un testimonio de la intervención del imperialismo económico de Estados Unidos en la realidad del Caribe”.René Correa tampoco reconoce en Chiapas un novelista digno de representar al estado. “Rosario Castellanos fundó una corriente que a estas alturas nadie ha retomado con el mismo vigor y talento narrativo, y de Eraclio nos queda apenas Benzelul, una obra que aún no ha sido rebasada en términos de calidad literaria por su última tetralogía”.Los motivos de RenéNació el 25 de febrero de 1973 en la Ciudad de México. Tenía diez años cuando su hermano mayor, el periodista César Correa Enríquez, le acercó el poema de Darío “Los motivos del lobo”. El diálogo entre San Francisco de Asís y el depredador justamente resentido contra la raza humana le impresionó lo suficiente como para responder desde entonces a cuantos les preguntaban “¿Qué quieres ser de grande?” “Escritor”.Y escribió y ha escrito y seguirá escribiendo con la cautela de un lobo que se resguarda de ser lapidado por la crítica mediante una autoexigencia rayana en la astucia, la misma astucia que Monterroso le atribuye al zorro de apenas dos libros en La oveja negra y demás fábulas. Nunca, excepto durante la maestría, fue un buen estudiante, como él mismo se jacta. Había decidido estudiar Derecho. Pero una vez que se disponía a sacar ficha para examen de ingreso en la UNAM, sólo le quedaban como opciones Historia, Letras y Gastronomía. Se decide por Letras y, “justo en la ventanilla, me anuncian que estaba saturada”. Ya en Historia se aficiona a los estudios de hermenéutica, semiótica e historiografía. Cuando advirtió que podía moverse entre las páginas de un texto literario con el mismo vehículo teórico que le había brindado su carrera, no dudó en elegir Under The Vulcano como objeto de estudio para su tesis de licenciatura, y aun mucho antes de haber sido aprobada ésta, ya estaba inscrito en la maestría de Letras Latinoamericanas: “Entré sin haber concluido la licenciatura. No podía desaprovechar la oportunidad de involucrarme en un posgrado de esa naturaleza. Y si algo puedo decir en descargo de mi precipitación, es que acabé mis créditos en tiempo y forma sin necesidad de ser becado”.




FUENTE: Contacto Digital.

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