viernes, 27 de junio de 2008

Antígona en San Cristóbal



Por: Alejandro Aldana Sellschopp.

“Los griegos están en todo”, reza el lugar común. Hace unos meses un grupo de amigos planteó una curiosa pregunta: “¿Quiénes integran el canon universal?”. Dicho cuestionamiento provocó una discusión que se prolongó el resto de la noche, por supuesto el nombre de Harold Bloom y su Canon Occidental, el Lo clásico y el talento individual de T.S.Eliot y hasta el ¿Para qué poetas? de Heidegger, fueron nombres y obras que matizaban nuestras opiniones.

Para muchos Harold Bloom es más un provocador que un filósofo del lenguaje, considero que precisamente su combativo discurso lo hace aún más atractivo, aún cuando reconozco que en ocasiones su temperamento vertiginoso lo conduce a laberintos oscuros. Bloom considera que es la obra de Shakespeare donde se asienta el canon occidental. Alguien ha mencionado que Shakespeare fue un griego nacido en lugar y tiempo equivocado.

Probablemente hoy podríamos leer, sin inmutarnos, un buen tomo de tragedias griegas con los nombres de los maestros: Sófocles, Esquilo, Eurípides, y W. Shakespeare.

La plática con los amigos me llevó a tomar una determinación que venía madurando hacía unas semanas: Para entender el canon occidental, debo entender la cimiente griega. Comprendo que me dirán que esa conclusión es viejísima, un lugar común y una pedantería. Concediendo todos esos “argumentos”, llego al momento más o menos clave de la situación. Es cierto, todos leímos a los griegos, sin embargo comenzar un recorrido sobre nuestras propias huellas en la nieve, como el niño de El Resplandor, podría darme una perspectiva nueva con respecto a los orígenes de lo que somos.

Así pues comencé una organización de lecturas: Homero verdadero padre seminal, algunas historias de Grecia, La Paideia, historia de la filosofía griega, tres tomos de historia y sociedad en la Grecia clásica, por supuesto el regreso a Platón y Aristóteles, Hesíodo, etcétera, etcétera.

La Iliada fue mi regreso al paraíso perdido, justo cuando terminaba el bello poema épico, me reuní con mi buen amigo Emilio Lomé, hablamos de cosas, cosas, cosas, hasta que por azar comenzamos a jugar con los héroes de La Íliada, yo decía el nombre y él el epíteto, para esto debo decir que Emilio se sabe de memoria partes completas de La Íliada, la risa, la ironía, la sorpresa nos acompañaron. Es curioso, el verdadero diálogo aparece en momentos tan inesperados, la verborrea de la cotidianidad se empeña en opacarlo, pero de pronto ¡zaz! se establece para volverse casi una epifanía, con mi amigo Emilio he conversado en muchas ocasiones; sin embargo, creo que cuando hablamos de Borges, Poe, Cortázar, Homero (autores que pertenecen a su canon, al igual que el mío), es el momento en el que en verdad somos nosotros, digamos que hay algo de travesura, de impune vicio compartido.

El mismo día que dialogaba con Emilio Lomé, apareció Fernanda del Monte, una joven promotora cultural, para invitarnos a un espectáculo teatral, ¿Qué presentaban?, nada más y nada menos que Antígona, ¿coincidencia?, ¿una jugada de los hados?, o simple y sencillamente se confirmaba el lugar común “Los griegos están en todo”.

Fernanda nos platicó que ha comenzado junto con Gabriela Ottogalli un proyecto de nombre Casa Teatro, lo interesante, valioso, y valiente de tal empresa, es que se trata de una iniciativa independiente, ante la incapacidad de las autoridades municipales y estatales que no han sabido ofrecer propuestas culturales de calidad para una sociedad que día a día se deshumaniza ante la deplorable televisión. Casa Teatro pretende ser un espacio donde se impartan talleres, realizar obras de teatro, exposiciones de pintura, fotografía, presentaciones de libros. Sin duda uno no puede dejar de agradecer dichas iniciativas de una sociedad civil que se niega a consumir la basura institucionalizada, con sus respectivas excepciones.

Fernanda y Gabriela, quizá con el mismo espíritu de regresar a los griegos para entendernos mejor, han elegido una extraordinaria obra para comenzar sus presentaciones: Antígona. Narración en Rojo y Negro, versión libre de Luis Sarlinga sobre Antígona de J. Watanabe. Las presentaciones más próximas serán el viernes 27 y sábado 28 de junio a las 20:30 hrs. y el viernes 4 y sábado 5 de julio a las 20:30 hrs. La Casa Teatro se ubica en DR. Navarro 35 A, barrio del Cerrillo. Espacio limitado, reserva tu lugar a los teléfonos: 967 67 9 37 15 0 967 101 23 50. Si lo prefieres escribe al mail: margaritatrota@yahoo.com

Enhorabuena a Fernanda y Gabriela por comenzar este interesante proyecto.

No hay comentarios.: