martes, 14 de agosto de 2007

Chiapas también es jardín de poesía

Amigos esquizoides aquí les paso un comentario sobre el Chiapas de Poesía.

EL ÁGORA
Chiapas también es jardín de poesía
El pasado 3 y 4 de agosto decenas de poetas de México y el resto del mundo se reunieron en el Quinto Chiapas de Poesía. Durante dos días narradores, cronistas, poetas y bailarines participaron de la fiesta. Hubo desde arengas políticas en verso hasta las recreaciones naturales de la cosmovisión indígena.
Lauri García DueñasDesde San Cristóbal de las Casas, Méxicocartas@elfaro.netPublicada el 13 de agosto de 2007 - El Faro

San Cristóbal de las Casas se evidenció en el mapa el 1 de enero de 1994, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo tambalear la aparente estabilidad política de México, justo el día en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, haciendo volver la mirada del mundo hacia las condiciones precarias de los indígenas del país.
Esta ciudad de calles adoquinadas, turistas por todas partes y niños que venden recuerdos del Sub Comandante Marcos, recibió a poetas de todo el país, América Latina y Europa para celebrar el Quinto Chiapas de Poesía “Más allá de la palabra”.
En la Sala de Bellas Artes del Centro Cultural El Carmen, el encuentro quedó inaugurado por María Díaz Gómez, con una oración tsotsil por la palabra. La mujer pronunció una dulce letanía en su lengua, hincada de espaldas al centro del escenario, mientras un grupo de jóvenes la acompañaba con tonadas procedentes de unos rústicos instrumentos tallados en madera, y en una esquina un incienso penetrante se consumía.
Al frente, un muñeco encapuchado acompañó a aquellos que recitaron de pie al público, aunque la mayoría prefirió leer sus obras desde la mesa. Había empezado la sucesión de palabras.
En la primera jornada destacó la presentación de Ricardo Benavente, de Chile, quien acompañado de instrumentos de percusión recitó un poema en contra de las grandes compañías que construyen presas hidroeléctricas en su país. Su discurso pareció por momentos más un panfleto que un poema.
Abril Medina, de Guadalajara, sobresalió al recitar un provocativo insulto al género masculino, irónico, lleno de vericuetos verbales pero efectivo. Haydee Ramos Cadena, compartiría trozos de su libro “Una transeúnte”, inspirado en sus viajes y cadencias en la India.
Irene Trujillo, del D.F. leyó un cuento de abandonos, infidelidades y cambios de sexo que mantuvo atento al público, así como los poemas mínimos de José Luis Castro.
Llamó la atención también el cuento “Ojos abiertos, ojos cerrados” de Roger Gómez Espinoza, quien detallaba el abandono de una chica voluptuosa a su compañero de la clase de inglés.
Así como la narración de Cyntia Paola de los Santos, chiapaneca, que con “Los asuntos de la muerte” –un relato sobre el aborto clandestino de dos lesbianas- mantuvo en vilo al respetable.
Cecilia Valencia nos puso a pensar sobre lo difícil de nacer mujer, con sus alusiones poéticas al sino del “sexo de la desesperanza”, mientras la joven Ileana Garma de la escuela de escritores de la SOGEM (Sociedad General de Escritores Mexicanos) atacó a los presentes con versos muy bien sostenidos, en una sucesión de imágenes horrorosas y autodestructivas.
Ese día también participaron tres poetas tsotsiles, un tseltal y un ñahñu. Estos se caracterizaron por utilizar expresiones sencillas, diáfanas y evocadoras de paisajes naturales.
Uno de los mayores logros de este encuentro fue la mesa nocturna, que muchos siguieron a pesar del cansancio, donde se discutió la situación de la poesía en Chiapas, mostrando un grado de autocrítica poco común entre los artistas.
Rolando Mazariegos, quien abrió la discusión, fue directo y sin eufemismos: aseguró que la poesía de la región no trasciende por la falta de calidad y porque los creadores se quedan anquilosados en el localismo del auto y fácil aplauso.
René Correa, uno de los organizadores, trato de ser más condescendiente y optimista al igual que Pedro Faro –poeta en jefe-.
También se discutió sobre cuáles son los criterios para evaluar una obra literaria, y acerca de la exigencia de los críticos que alaban a sus amigos y destruyen a aquellos que no les simpatizan.
Asimismo, se reflexionó sobre la necesidad de que los autores indígenas puedan encontrar su propio estilo y escribir directamente en su propia lengua, sin pensar en español para luego traducir.
Aquí se planteó la polémica de cómo se puede adaptar las estructuras o formas de la lengua castellana a lenguas totalmente diferentes y con otras reglas y sonoridades, como lo son las mesoamericanas.
DosEl sábado, algunos tomaban agua para recuperarse de la primera parranda, y los participantes de la primera mesa de esta segunda jornada –la más tempranera- lamentarían más tarde la escasez de público.
Este día, la mayoría de las palmas no se la llevarían los poetas sino la compañía de danza “Escénica Obra Negra”, que presentó varias muestras de danza contemporánea y una pieza de danza-teatro donde cuatro mujeres (la coqueta, la soñadora, la llorona y la estresada) representarían la vida cotidiana de una oficina burocrática.
Se presentó el libro “Sab Xojob” (Vapor de luz) y se disfrutó de los “choros” (inventos) de Marco Antonio Castañeda, la poesía desdoblada y corpórea de Marina Ruiz Rodríguez, las imágenes trepidantes y urbanas de Osiris González y los relatos de Ámbar Past.
Ámbar, una belga-estadounidense, llegó de visita a San Cristóbal de las Casas en su juventud y no pudo evitar hacer, de esa ciudad fría y de verdes intensos, su casa.
En un texto sencillo, la escritora contó la historia de los buscadores de ámbar, niños indígenas que le roban a las montañas su tesoro amarillo, lleno de insectos o de pedazos de hojas que quedaron atrapados cientos de años atrás.
Luego las turistas, engañadas por la vendedora –que les inventa historias imperiosas a las piedras- compran el recuerdo de su paseo por el tercer mundo.
Angélica García, de SOGEM, explicó por qué el orgasmo no es directamente proporcional a la silicona y por qué “la carne con cadenas termina por oxidarse”. Mientras María Tabares –de Colombia- compartía versos íntimos y desgarrantes dedicados a una de sus hijas.
El Quinto Chiapas concluyó con un homenaje a Samuel Ruiz, sacerdote y difusor de la teología de la liberación, defensor de los derechos de los indígenas y mediador en 1999 en las negociaciones entre el EZLN y el gobierno.
Demasiada intensidad en el aire y demasiados versos proferidos debían ahogarse en cerveza, tequila y mezcal en una hospitalaria casa familiar que repartió tamales a los celebrantes de la palabra.
En la madrugada del domingo, la delegación de Guadalajara decidía orinar las llantas de uno de los autos de los poetas locales, mientras adentro otros brincaban al son de un rock latino, gritando abrazados: “¡Quinto Chiapas de Poesía!”.

1 comentario:

La vida de los otros dijo...

Más o menos. Yo esperaba que los narradores estuvieran mejor, para ser honesto. La posición de Mazariegos da la impresión de ser la más centrada, pero me parece un poco parcial. Una precisión: es Víctor Molina, y no Marco Antonio Castañeda, el artífice de los "choros". He aquí la dirección de su blog: http://victormolina.blogspot.com/


Por cierto, ¿poeta en jefe? WTF?