viernes, 7 de marzo de 2008

Babel

No somos mero "teatro de operaciones"

por: Javier Hernández Alpízar

Los gobiernos de George Bush y Alvaro Uribe están intentando iniciar una guerra en América del Sur.Los gobiernos colombianos, desde el siglo pasado, son una especie de oficina de administración colonial de los gobiernos de Washington.En Colombia existe un conflicto armado complejo, larguísimo. Ahí, el más viejo grupo armado revolucionario del continente tiene bajo su control partes del territorio. Su nombre ahora es demonizado por las agencias de prensa internacionales (de capital estadunidense o de alguna otra potencia colonial), se llaman Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).Otras partes del territorio colombiano las controla el gobierno de Alvaro Uribe, protegido del gobierno belicista de Bush, y aliado de una oligarquía colombiana que tiene ejércitos privados, civiles entrenados para sicarios: los paramilitares. En Colombia el prefijo "para" se deslizó, para significar una sucia estrategia de guerra contrainsurgente, a otras palabras: hay una "parapolítica" y "parapolíticos". Son los "señores de la guerra", como llamaba a sus homólogos en Africa el fallecido Ryszard Kapucinski.Los nexos del narcotráfico con los gobiernos de Colombia y los Estados Unidos son ya una cosa normal. Los nexos del narcotráfico con la "parapolítica" de los oligarcas colombianos que atizan una guerra de paramilitares contra el pueblo colombiano son también un hecho corriente.En la era de Ronald Reagan, la CIA trasegaba drogas en Centroamérica y le vendía armas a Irán (en secreto, porque estaba en guerra contra él) para, con ese dinero, financiar a espaldas de su Congreso a la Contra nicaragüense, cuyos líderes eran manipulados por la CIA.No obstante, el lenguaje de las agencias de prensa internacionales solamente vincula, tramposamente, al "narco" con "la guerrilla" y quiere fundir a ambos en el comodín terminológico de Bush: "terrorismo".La palabra "terrorismo" tiene un "significado" único, en boca del poder: Sirve para estigmatizar, y luego bombardear y carbonizar, a los enemigos de Bush. Así ha sido en los casos de Afganistán e Irak, donde en aras de asegurarse del petróleo y posiciones geopolíticas, el gobierno y el ejército de los Estados Unidos agreden a pueblos enteros.Si la palabra "terrorismo" se usara con un poco de rigor, significando algo así como el uso de la violencia para causar miedo en la gente y aprovecharlo como método de control, entonces el gobierno de George W. Bush es el terrorista que masacra a pueblos como los de Afganistán e Irak para defender sus intereses y manipula la información para atemorizar a los ciudadanos de los Estados Unidos y mantenerlos controlados.¿No es demasiada coincidencia que cada vez que los Estados Unidos padecen una de las crisis cíclicas de su aparato industrial, como su actual recesión, emprendan una guerra para reactivar a su industria militar?¿No es demasiada coincidencia que cada vez que el gobierno de Estados Unidos enfrenta una coyuntura electoral, una guerra en el extranjero le sirve para intentar unificar a los ciudadanos contra un "enemigo común"?Estados Unidos tiene en el Sur del continente una serie de intereses muy específicos: la biodiversidad del Amazonas; la reserva más importante de agua dulce en la región, llamada Acuífero Guaraní; el narcotráfico, respecto al cual el país donde en no se combate es el más beneficiado por las las ganancias, Estados Unidos.Gobiernos como el de Colombia y el de Perú (y en el pasado los gobiernos de Ecuador, hoy no, y ése es un dato clave) han sido tutelados por Washington, para que mantengan ejércitos que masacran a sus propios pueblos, como lo han hecho los ejércitos de Colombia y Perú, los cuales han enfrentado rebeliones armadas no porque haya "terroristas", sino porque los pueblos oprimidos y masacrados han tenido que defenderse incluso militarmente.En Ecuador (como en Bolivia y Venezuela), por primera vez en una larga data hay gobiernos que se niegan a ser meras administraciones coloniales de Estados Unidos.Y por ello no es casualidad que Bush, mediante Uribe y el ejército colombiano, agreda a Ecuador y trate de iniciar una guerra que le permitiría atacar a Ecuador y Venezuela.El otro gran rival de los intereses de Washington es Brasil, la potencia que compite por la hegemonía con Estados Unidos en la región. Por territorio y por riquezas naturales, por población y potencia militar, Brasil es un objetivo estratégico de Estados Unidos. Baste citar un solo dato: Brasil produce sus propias armas, no las compra a Estados Unidos.Ante la agresión del gobierno colombiano al Ecuador se comienza a alinear en México una "opinión pública" que oscila entre la desinformación y el llano mercenarismo (Aguilar Camín, por ejemplo, una pluma al servicio de los paramilitares de Chiapas y de la derecha en México) que intenta meter en un mismo costal a todos los enemigos de Washington.La guerra nunca conviene a los pueblos, es más bien un recurso de los Estados opresores para resolver sus asuntos. Bush podría, mediante una guerra contra un país pequeño como Ecuador, por una parte, vender más armas y tecnología militar a Colombia. Además castigaría a los pueblos de América del Sur que han osado rebelarse e intentan darse gobiernos que no sean personeros de sus oligarquías locales y de Estados Unidos: Ecuador, Venezuela, Bolivia.En el terreno estadunidense, podría intentar usar la guerra como factor de cohesión de los ciudadanos contra un "enemigo común" en la coyuntura electoral, en la cual, sin este tipo de recursos los republicanos podrían perder la Casa Blanca.En México, ahora se reproduce la lógica de Colombia. Con el llamado "Plan Mérida" se copia la estrategia del Plan Colombia: Subordinar el ejército mexicano al mando militar de Estados Unidos. Además, la inyección de fuertes cantidades de dinero (950 millones de dólares, según Washington, publicó ayer La Jornada) para aviones, helicópteros, armas. Y el uso de una pantalla, "el combate al narcotráfico", para que las fuerzas armadas y los grupos de sicarios y paramilitares ataquen a toda posible resistencia, como ocurre ya en Chiapas con la Oppdic, respaldada militarmente por Fuerzas Especiales, los "Rambos" que Estados Unidos prepara en las artes de la guerra sucia contra sus propios pueblos.A propósito de la presencia de ciudadanos mexicanos, una de ellas herida, Lucía Andrea Morett Alvarez, en el lugar en Ecuador hasta donde fuerzas del ejército colombiano entraron para atacar a insurgentes de las FARC, se ha desatado en México una campaña de linchamiento contra la UNAM, contra colectivos y estudiantes, y un intento de hacer aparecer a todos en un mismo lugar común: el "terrorismo".A los Estados Unidos les encantaría poder incluir en su lista de "terroristas" al EZLN, una organización que no es una guerrilla, sino un movimiento social y político de miles de indígenas que tienen un brazo armado –"sociedad civil en armas", le llamaría Antonio García de León–, y que llevan más de 10 años haciendo una lucha civil y pacífica, sin usar las armas ni recurrir al secuestro ni a los petardos.En estos momentos, luchar por aislar el intento guerrerista contra el pueblo ecuatoriano, pueblo mayoritariamente indígena, digno y rebelde (al igual los aymaras y los mapuches de Chile, Argentina y Bolivia y el pueblo venezolano) es vital.Dice Sun Tzu que para la hacer la guerra es esencial el arte del engaño. Y eso están haciendo con su guerra psicológica los interesados en presentar como "terroristas" a quienes se oponen a sus políticas de destrucción de nuestros pueblos.Por ello es importante enfrentar a la mentira con información veraz sobre la historia de la lucha de nuestros pueblos, desde los pueblos indígenas y los ciudadanos dignos en Canadá y los Estados Unidos y los movimientos populares desde México hasta la Patagonia.Algunos sitios donde se puede saber de ellos son:http://www.adital.com.br/http://bolivia.indymedia.org/http://colombia.indymedia.org/http://www.lafogata.org/http://www.lainsignia.org/http://www.vientosdelsur.org/http://www.prensaindigena.org.mx/http://www.mapuexpress.net/Son solamente unos pocos de los muchos sitios en la red con información sobre el esfuerzo de los pueblos americanos por construirse un futuro. Esos pueblos merecen la paz, y no ser un mero "teatro de operaciones", en los que Estados Unidos intenta convertirlos con su Plan México y su Plan Mérida.Como dijera Efraín Huerta, hoy di mi firma por la paz.

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