Por: Alejandro Aldana Sellschopp
(Primera de dos partes)
Acercarse a la música de Bobo Dylan no es nada fácil, pocos artistas son tan complicados, rebeldes, antipáticos, insolentes, individualistas y sobre todo geniales. Robert Allen Zimmermann, nombre con el que lo registraron sus padres, nació en Duluth, Minnesota (E.U) en 1941, desde muy joven muestra talento musical, y sobre todo hacia la poesía. En 1960 se traslada a Minneapolis para estudiar letras; sin embargo, al año siguiente abandona la escuela, cambia su nombre al de Bob Dylan, en honor al poeta galés Dylan Thomas, decidido en seguir los pasos de Wody Guthrie, un músico “tradicional”, a quien considerará como un maestro hasta nuestros días, quizá algunos no sepan pero Dylan sigue vivo.
Dylan es un artista complicado, por lo menos para mí, él no encarna un héroe de la vida moderna, como muchos super-star, por el contrario se empeña en ser el antihéroe de un film contra la vida moderna, un maldito al estilo de Rimbaude, dueño de una ironía clarividente como la de Wilde, mago del verso en la más pura línea de los poetas Beat, no en vano se le reconoce como un poeta (que cantaba sus composiciones) de esa creativa generación, ¿cómo asimilar todo esto siendo adolescente?, asumiendo que además no hablaba inglés, y las burdas traducciones con diccionario de miseria, eran bodrios que nada reflejaban de los magníficos poemas de Dylan, y un dato determinante vivía en Chiapas, donde la cultura musical es aun más pobre que la literaria, excepto Tuxtla y San Cristóbal, ¿conseguir un disco de Bob Dylan? Ni en sueños.
La música de Dylan carece, por que no lo busca, de gancho comercial, es insolente, “canta” con una voz lamentable, desafinada, el folk ritmo que marca toda su primera época y que siempre estará presente en sus producciones discográficas, no ofrece grandes arreglos, uso de excesiva tecnología, alaridos de hevy metaleros, nada de eso, muchos opinaran que no son más que canciones de campesinos gringos.
Estas opiniones no son novedosas, lo mismo opinaron en 1962 cuando un jovencísimo Dob, lanzaba su primer LP titulado sencillamente Bob Dylan, gravado por el sello Columbia, luego de ser rechazado por varias disqueras, el resultado es magro, se venden unos pocos miles de copias; sin embargo, su tema “Blowin´in the wind”, gravado por Peter, Paul & Mary, se convierte en el himno del movimiento de los derechos civiles, los miembros de movimientos de izquierda lo identifican como uno de ellos, se convierte en un cantante de protesta, cosa que Dylan jamás se propuso, el mundo necesitaba, o por lo menos parte del mundo, a cantantes conscientes de la realidad social, inteligentes y lucidos, el planeta como siempre se convulsionaba, Argelia lograba su merecidísima independencia, y en Cuba las cosas estaban tomando un cariz siniestro, en plena crisis de los misiles, la guerra fría estaba en uno de sus momentos álgidos, y los españoles comenzaban a hartarse de la ignominiosa dictadura de Franco.
En el mundo del negocio de la música se consolida un acontecimiento histórico, los Beatles firman con Parlophone. Bob lanza The Freewhleelin Bob Dylan en 1963 (disco que considero un Imprescindible) y en el 64 The Times they are a-changin y Another side of Bob Dylan, de esta época son las grandiosas rolas: Master of War, The times they are a-chaning, Chimes of freedom, por mencionar sólo algunas. Los tiempos mostraban sociedades en plena lucha contra los gobiernos autoritarios, doscientas mil personas en Washington exigen el reconocimiento de derechos para los ciudadanos negros; además es asesinado el presidente de E.U. JFK.
La mayoría de los músicos estaba completamente apartados de la realidad social, los discos hablaba de un mundo idealizado, terso, con versos y ritmos ñoños que sólo servían para velar el sueño de los justos.
Bob Dylan fue y sigue siendo un rebelde, Bob no tiene biografía, tiene mitología, como de ningún artista escucharemos las opiniones más encontradas sobre su imagen; pero hay que decirlo con honestidad, el Dylan joven nunca se reconoció socialista, ni hoy podemos decir que sea un reaccionario, sólo por haberse convertido en cristiano de hueso colorado, o irle a cantar al papa Juan Pablo segundo, quién parecía que dormía a pierna tendida, mientras un Bob nerviosísimo trataba de amenizar el encuentro.
Dylan ha sido un genio loco, que jamás ha pretendido quedar bien con alguien, sea quien sea, déjenme platicarles una anécdota: en 1963 cuando todo mundo decía que Bob era el padre de la “canción de protesta”, una organización progresista llamada Comité de Emergencia por los Derechos Civiles, le otorgó un premio por su lucha contra el orden establecido, bien, cuando Dylan subió al estrado para recibir el premio dijo: “No me gusta su organización. No me gustan ustedes”. Otra historia bobdyliana: En 1991 Dylan recibió un Grammy, como sabemos ese año los gringos “libraban” la guerra del Golfo Pérsico, y el viejito cascarrabias cantó ¡Master of War!, su rola más antibelicista. Otro cuento que forma parte de su mitología es el siguiente: Hace años hubo una discusión en un Chat de Internet, ¿el tema? Qué significaba la canción Blowin´in the Wind, muchos defendían apasionados una posición francamente comunista, entonces uno de los participantes de la sala dijo: “no es más que un canto ingenuo a la rebeldía juvenil”, el desacuerdo fue unánime, “Y tú, ¿cómo lo sabes?” dijo alguien, “Porque soy Bob”, contesto el otro. Inmediatamente vinieron risas, y le pidieron una prueba, a lo que el impertinente arremetió “Mañana daré un concierto, y meteré una canción no programada: Highlands”. Al día siguiente Dylan tocó Highlands.
Aunque nos pueda parecer mentira, Dylan tiene un humor muy vivo, corrosivo, irónico; pero humor al fin (¿existe otro tipo de humor?). Se cuenta que en sus comienzos hasta contaba chistes en el escenario, claro, cuesta creerlo, hoy casi no habla con el publico, da la espalda cuando canta, es más en ocasiones pasan semanas sin hablar con sus músicos, a pesar de estar ensayando juntos. Bien como muestra de ese humor les cuento lo siguiente: Un periodista le pregunta: “¿A su mamá le gustan sus canciones?”, y Dylan muy serio contesta:”A mi madre, no. Pero a mi abuela sí. De hecho, los músicos de The Band (el extraordinario grupo que lo acompañaba en esa época) no son amigos míos; son amigos de mi abuela”.
Bob Dylan carece pues de biografía, ¿quién demonios es?, él se ha encargado de desdibujar su vida, hermético hasta la grosería, cuando se decide contar algún pasaje autobiográfico se inventa aventuras, cambia los nombres de las personas, etc, etc, en muchas ocasiones se ha anunciado su muerte, quizá la más famosa fue su “celebre” accidente en motocicleta el 29 de julio de 1966, que lo alejó por varios meses de la música, sus fans estaban más que seguros: Dylan había muerto.
Reconozco que la poesía de Dylan es lo que me atrapa, sus letras en muchas ocasiones son verdaderos poemas, ningún letrista de la música popular ha llegado a igualarle, esa maravillosa cualidad lo llevó a ser considerado un genio, un verdadero genio, reconocido no sólo por músicos, sino también por escritores y poetas, creo que hace falta un ensayo sobre la influencia de Dob Dylan en la poesía a partir de 1963, nos encontraremos sorpresas.
Puede sonar escandaloso decir que fue candidato para recibir el Nóbel de Literatura, cosa que probablemente suceda en estos años, no es lejano ni descabellado,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario